Ayuda psicológica en los tratamientos de infertilidad

Quién os puede ayudar, cómo reconducir los pensamientos...

Cuando la pareja decide someterse a un tratamiento de infertilidad son muchas las sensaciones que le invaden: incertidumbre, miedo, tristeza, sensación de injusticia por no poder tener hijos, ansiedad por tenerlos y desesperanza. La psicóloga Inma Cerejido, que además ha sido paciente en este tipo de tratamientos, sabe por experiencia que la mejor ayuda psicológica es la que se obtiene en los grupos de terapia.

Compartir las experiencias personales con otras parejas, ésta es la clave para quienes están en tratamientos de fertilidad y buscan ayuda psicológica. No es fácil que acepten un tratamiento psicológico, ya que parten de la idea de que la razón de sus males reside en la ausencia de embarazo. “La realidad es que se trata de una situación para la que no todos tenemos los recursos necesarios, sea cual sea el resultado. Yo recomiendo asistir a grupos de apoyo en todos los casos, pues compartir y reconducir los sentimientos tan intensos que este proceso conlleva asegura la felicidad posterior en cualquiera que sea el resultado de los tratamientos. Incluso cuando se produce el embarazo es necesario reubicar el papel de ese hijo tan deseado y sobre el que se han puesto expectativas a veces excesivamente infladas por la fantasía”, explica la psicóloga Inma Cerejido.
Los foros de los pacientes, que habitualmente se encuentran en Internet, pueden ayudar a compartir experiencias, “pero hay que buscar espacios guiados por profesionales que den un poco de luz a tanta experiencia tan particular, lo que para unos sirve quizás para otros no”, advierte esta especialista. La mejor opción es acudir a grupos de terapia, ya que en palabras de Inma Cerejido, se trata de superar una crisis vital, no un problema psicológico personal. Algunos centros de infertilidad cuentan con grupos de apoyo. Determinadas técnicas, como la donación de óvulos, crean mucha ansiedad en la pareja, sobre todo en la mujer, que debe aceptar al nuevo hijo como propio. Por eso es tan importante contar con un psicólogo desde el inicio del proceso.

 

Cómo afecta a la pareja
Actualmente existe la consideración de que la ciencia lo puede todo, por eso cuando una pareja acude a un centro de infertilidad tiene la certeza de que será cuestión de tiempo y de dinero lograr su sueño de ser padres. “Afrontar que no siempre es así y la carga emocional que este hecho tiene, resulta un elemento de gran ansiedad, de gran desconcierto y, sobre todo, se puede caer en lo que los psicólogos llamamos un proceso de indefensión, es decir, la toma de conciencia de que se escapa de las manos el éxito de su sueño de paternidad”, explica la psicóloga. Las sensaciones que suelen sentir cuando no consiguen su objetivo oscilan entre la ansiedad y la desesperanza, pero fundamentalmente es un estado de tambaleo emocional. Deben replantearse el proyecto vital, el proyecto de pareja, e incluso la autoimagen. “Es una crisis vital que difícilmente deja impasible a nadie. Hay un antes y un después; una persona no vuelva a ser la misma después de asumir su infertilidad”, asegura Inma Cerejido.
Los hombres y las mujeres viven de manera diferente la infertilidad. “Quizás los hombres son más propensos a pedir ayuda psicológica, por su sensación de impotencia frente a la angustia tan profunda que ven en sus compañeras y ante la que se sienten incapaces de actuar”, opina la psicóloga.

 

Consejos que pueden ayudar

Deben replantearse el proyecto de pareja. Si no se hace bien, son muchas las parejas que caen en procesos de culpabilización, de frustración y de incomunicación.

Valorar la vida juntos. Vivirse como pareja, recordar lo que más les gustaba del otro, disfrutar de la compañía que ambos ofrecen, y pensar que con hijos o sin ellos, son una pareja que debe esforzarse por apoyarse. “Es una gran prueba de apoyo en el sufrimiento, no es una maldición, es parte del camino que han de recorrer juntos”, indica la psicóloga.

Aceptar que no está en sus manos conseguir el objetivo. Deben entender que la felicidad reside en el modo en cómo vivan lo que les vaya sucediendo. En palabras de esta especialista, ser padre es una vocación que surge entorno a los 6 años de edad y que nos define como personas, pero hay muchas maneras de serlo. Cada pareja debe definir cómo desea llevarlo a cabo. A veces la cerrazón en una única opción produce un excesivo desgaste. “Invito a las parejas a hacerse estas preguntas: ¿es tan importante un hijo, a cualquier precio, no sólo económico, sino también físico y psicológico?, ¿cuándo parar el tratamiento?, ¿es posible un proyecto vital satisfactorio desde otra perspectiva?”.

 

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