Adicción a las drogas

Como media, un adolescente prueba por primera vez el alcohol aproximadamente a los 13 años y el canabis alrededor de los 14. ¿Cómo prevenir que caigan en la adicción? Se pueden reforzar sus puntos fuertes para retrasar al máximo la iniciación al consumo.

Cuando comienza la pubertad, se producen muchos cambios físicos que afectan al sistema nervioso central. “Se produce una “poda neuronal”, lo que hace que se pierdan ciertas conexiones que durante la infancia eran muy importantes: ahora les aburren las cosas que antes les atraían, así que empiezan a cambiar en gustos musicales, a interesarse por el sexo, y a experimentar nuevas cosas“, explica Antonio Corredera, psicólogo y director de la web Crecimiento Positivo (www.crecimientopositivo.es). Este ambiente es el idel para que se produzcan los primeros consumos; si a ello se une una falta de habilidades personales para resistir la presión de grupo, la baja percepción de riesgo, la permisividad social con respecto a sustancias como el alcohol o el tabaco (e incluso el canabis), y la complicidad de personas más mayores que les permiten el acceso a esos consumos, el resultado es un escenario de riesgo para los adolescentes.
Existe un itinerario de consumo de iniciación: primero suelen tener contacto con las drogas legales (tabaco y alcohol) y después puede haber una experimentación con las drogas ilegales (cánabis, cocaína, hipnosedantes, éxtasis, etc.). La edad media de inicio del consumo del alcohol se sitúa en los 13 años aproximadamente; en el caso del cánabis ronda los 14 años. “Tan importante es saber las edades de inicio y la incidencia del consumo como el modo en que se consume, esto sí que es problemático; observamos que cuanto más jóvenes, peor consumo hacen. En el caso del alcohol está extendida una práctica llamada Binge Drinking que consiste en consumir 5 o 6 bebidas alcohólicas en el plazo de 2 horas; lo practican más los chicos que las chicas. El resultado, en ocasiones, se traduce en comas etílicos e ingresos hospitalarios”, advierte el psicólogo.

 

Factores de riesgo 
Existen  factores de riesgo que pueden darnos pistas acerca de quiénes pueden estar más cerca de los consumos problemáticos: ausencia de límites; baja tolerancia a la frustración; dificultades para comunicarse con adultos de referencia (familia, profesores); dificultades para ser asertivo (expresa sus convicciones y defiende sus derechos)problemas de autoestima; dificultades para gestionar emociones intensas; grupo de referencia que ya sea consumidor de drogas; presencia de personas consumidoras en el núcleo familiar. “No existe un patrón de personalidad específico que favorezca el consumo problemático. Éste se produce por un conjunto de factores distintos: individuales, sociales, familiares e incluso culturales. A veces creemos que hay factores como la curiosidad o la introversión (niños muy tímidos), que pueden estar asociados a los consumos, pero no hay que tomarlos de forma absoluta. Ser introvertido o extravertido, curioso o poco curioso no son buenos o malos en sí mismos, no son factores explicativos para un consumo esporádico o problemático de drogas”, puntualiza el especialista.

 

Pautas para evitar un consumo problemático
Hay que distinguir entre consumos experimentales, de iniciación, y consumos problemáticos, que hablan de una posible adicción. Sabiendo que se empieza por consumir, en un porcentaje altísimo, alcohol y tabaco, en torno a los 13 años, hay que comenzar a prevenir antes, marcándose el objetivo de retrasar lo máximo posible el inicio experimental del consumo. Muchos estudios indican que aquellos adolescentes que comenzaron a consumir alcohol a partir de los 13 años desarrollaron diversos problemas, incluida la adicción a las drogas, frente a los que cuya iniciación se produjo más adelante, sobre los 17-19 años. “No podemos evitar de forma absoluta el consumo, porque cuando empiezan a salir sin la supervisión familiar, es difícil saber qué harán, pero sí podemos orientarles y reforzar sus puntos fuertes para retrasar al máximo una supuesta iniciación. Ese es realmente el objetivo más realista que podemos perseguir”, aconseja el psicólogo. Algunas pautas para que los padres prevengan el consumo problemático son: 

–  Mantener los canales de comunicación abiertos: durante la adolescencia se producen cambios en la comunicación y hemos de procurar que no se pierda la posibilidad de hablar de lo cotidiano, creando espacios “especiales” para comunicarse todos los días. Si eso sucede, y nos perciben abiertos a la comunicación, aumentará la probabilidad de que cuando surja la oportunidad, cuenten con vosotros.

– No forzar los temas de comunicación, no obligarles a extenderse si no lo desean. Una característica básica de la adolescencia es precisamente que se cierran más a la comunicación con la familia, y forzarles suele conllevar el que hablen aún menos.

Promover la expresión de emociones: permitirles que comuniquen las malas sensaciones, que sientan que hay un lugar donde se puede hablar de lo negativo, así como ser modelos de expresión de emociones positivas. Si somos capaces de mantener una ratio de 5:1 (5 expresiones positivas por cada expresión negativa), toda la familia se sentirá a gusto. Sin embargo, si hay tantas críticas como expresiones positivas, el adolescente tenderá a cerrarse en sí mismo y no expresará lo que siente.

Potenciar su autoestima y autoconfianza: reforzar sus logros, mostrar que confiamos en ellos otorgándoles responsabilidades adecuadas a su edad, realizar críticas constructivas cuando cometen un error, permitiéndoles que se equivoquen y aprendan del error, son algunas formas sencillas para que confíen más en sus recursos.

Participar en actividades conjuntas: antes de la adolescencia suele ser más sencillo, pero si se ha creado una pauta previamente, resulta más fácil poder hacer cosas juntos durante la adolescencia, especialmente si atendemos a los intereses nuevos que ellos tienen.

Revisión de normas y límites: por ejemplo, hablar claramente de lo que sucederá si se transgrede la norma que regula quién puede consumir alcohol y quién no. Revisar también la norma de llegada a casa, de salidas nocturnas,

Dar a conocer nuestra opinión sobre las drogas: aprovechar un momento en que, estando juntos, salga el tema de las drogas (tal vez en las noticias de televisión, o en un programa que ellos vean) para hablar de la adicción a las mismas.