El consumo de alcohol ha crecido entre los adolescentes españoles, de manera que a los 14 años, uno de cada cuatro ya ha hecho botellón. El inicio temprano en el consumo de alcohol conlleva riesgo para la salud de los adolescentes, ya que sus efectos tóxicos son devastadores en un cerebro inmaduro. Además, el consumo de alcohol es un disparador del consumo de cocaína.
La fácil accesibilidad al alcohol y su bajo precio forman un cóctel peligroso para los más jóvenes. Pero en el hábito de beber también influyen otros factores, uno de ellos, quizá el más importante, es la forma de educar en la familia: la excesiva permisividad, los problemas de comunicación, los maltratos, el abuso físico, la falta de una adecuada supervisión, los malos hábitos de consumo de los progenitores, y las separaciones y divorcios, son los principales factores de riesgo para el inicio precoz del consumo de alcohol.
En el XIII Seminario Lundbeck sobre Adicción al Alcohol se aportaron datos interesantes: el alcohol es la sustancia más consumida en personas de entre 15 y 67 años. Según datos del Plan Nacional de Drogas sobre prevalencia de borracheras en jóvenes, el 35% admite haberse emborrachado en el curso del último mes. Y en cuanto al inicio en el consumo, la Encuesta Escolar sobre Uso de Drogas en Estudiantes de Enseñanzas Secundarias (ESTUDES) 2012-2013, dice que la edad media oscila entre los 13 y los 16 años. El supermercado (61,8%), seguido de bares o pubs (57,7%) son los lugares donde con más frecuencia los escolares consiguen el alcohol, pese a que la venta a menores está prohibida. Es importante que los padres sepan que el consumo de alcohol en los menores conlleva riesgos, “los efectos tóxicos del alcohol son mas devastadores en un cerebro inmaduro (y el cerebro termina su proceso madurativo a los 20-21 años aproximadamente), y en esta época de la vida lo que uno ‘deja de hacer’ en términos de formación profesional y maduración, lo arrastra toda la vida”, advierte el Dr. Antoni Gual, psiquiatra del Hosital Clínic y director del Centro Bonanova de Psiquiatria y Psicologia de Barcelona.
CUÁNDO ACUDIR AL MÉDICO
Una vez instaurado el alcoholismo, no es frecuente que los padres acudan con sus hijos al médico para buscar ayuda. Tal y como explica el Dr. Antoni Gual, “se banaliza mucho el consumo de alcohol, y los padres traen antes a los hijos por el consumo de cannabis que por el alcohol, aunque la toxicidad del alcohol es muy superior”.
El tratamiento de desintoxicación del alcohol es corto (1–2 semanas) y facilita la ‘limpieza’. El tratamiento de rehabilitación es mas largo, dura 1-2 años y allí el componente psicoterapéutico es esencial. Las terapias son básicamente motivacionales y buscan ayudar al paciente a conectar con sus discrepancias internas (darse cuenta de que el camino que siguen les aleja de sus objetivos vitales), reconstruir su autoestima, y ayudarles a redefinir un proyecto vital acorde con sus valores. Asimismo, el tratamiento busca ayudar al paciente a identificar las circunstancias de riesgo que pueden precipitar recaídas, y a encontrar fórmulas para evitarlas o superarlas. Hay que tener en cuenta que los pacientes recaen 3–4 veces de promedio antes de conseguir una rehabilitación estable. “Es importante señalar que la recaída no es el fracaso del tratamiento, sino un accidente en un proceso de recuperación, que hay que corregir de inmediato, y del que el paciente aprende para evitar futuros errores”, recalca el psiquiatra.
CONSUMO DE COCAÍNA
Aunque el consumo de cocaína ha descendido debido a la crisis económica (es una droga cara), es importante señalar que tiene puntos comunes con el consumo de alcohol. “El alcohol es el disparador de la cocaína”, afirma Antoni Gual. En cuanto al tratamiento para desintoxicarse de la cocaína, no existen fármacos específicos y los ensayos de vacunas por el momento han fracasado. Los tratamientos psicológicos son similares a los empleados en el alcohol, y de hecho en muchos casos los adictos a la cocaína también tienen problemas relevantes con el alcohol.