Los riesgos del ‘botellón electrónico’

El “botellón electrónico” es un término que define a los jóvenes que, en vez de salir con sus amigos, permanecen en casa rodeados de sus pantallas (televisión, ordenador, videoconsolas, móviles, etc.), aislados en sus habitaciones, “emborrachándose” de situaciones virtuales, que son para ellos más gratificantes que las relaciones entre iguales. Adolescentes que los padres suelen alabar como “muy hogareños”.

Cuando el adolescente se hace adicto a las pantallas, muestra un cambio brusco de conducta que evidencia un aislamiento cada vez más drástico, le cuesta mucho despegarse de la pantalla y rechaza otras actividades lúdicas y cotidianas, como jugar con los amigos. “Rehusa atender a las llamadas telefónicas de los amigos, no acude a las citas que le demandan, el rendimiento escolar se resiente, tiene una conducta irascible con los miembros de la familia, etc.”, advierte el Dr. Paulino Castells, especialista en pediatría y psiquiatría. Desconecta del entorno sociofamiliar, para construirse una nueva identidad que se habrá nutrido de imágenes, informaciones y conversaciones surgidas en el mundo virtual de las pantallas. Los niños más propensos a caer en estás condcutas o adicciones son los que tiene un caractér tímido e introvertido. “Los psiquiatras que atendemos temas de familia sabemos que los jóvenes que presentan un perfil de alto riesgo, acostumbran a ser niños y adolescentes introvertidos, con cierta timidez e inhibición en sus relaciones sociales, pobre círculo de amistades y, en algunos casos, escasos vínculos afectivos con sus progenitores y hermanos”, explica este especialista.

Cómo evitar que se enganche a las pantallas
Cuando el niño alcanza la adolescencia abandona los juguetes clásicos para incorporar a su mundo lúdico otros más sofisticados de estructura electrónica, como ordenadores o videojuegos. En esta etapa es cuando los padres deben estar más pendientes del juego sus hijos y del contenido de los mismos.

  • Pactar con el adolescente el tiempo que ha de dedicar al consumo de pantallas: escoger los programas que verá, cuándo podrá visualizarlos, etc. El tiempo recomendado que puede estar utilizando el ordenador para un trabajo es de dos o tres horas (pero los padres y maestros han de controlar que se está utilizando para un trabajo determinado). “Chatear con los amigos es una posibilidad frecuente en los adolescentes y hay que ser condescendiente con ellos, siempre en la medida de que podamos tener confianza en sus actos”, indica el especialista. Conviene que los padres sepan con quién chatea y que le adviertan sobre el peligro de facilitar datos personales (dirección, teléfono, etc) a través de la red; además, no deben establecer citas o quedar con desconocidos a través de internet.
  • Apuntarlo a actividades extraescolares. Animar al chico a que invierta su tiempo libre en actividades que no precisen obligatoriamente de pantallas: deporte (fútbol, natación, baloncesto, etc.), teatro, música (tocar algún instrumento), manualidades, lecturas, juegos de mesa, etc. “Nunca ‘los amigos electrónicos’ –por muy atractivos que sean– han de suplir a los amigos de carne y hueso, con los que interactuar en un terreno real, no virtual”, aconseja el psiquiatra Paulino Castells.
  • Establecer un horario semanal para ver la tele, jugar con la videoconsola o utilizar el ordenador. Lo recomendable es que estas actividades se reserven para cuando el chico haya cumplido con sus obligaciones escolares (deberes, estudio), como un premio a sus esfuerzos.
  • En el caso de que los adolescentes se hayan enganchado a las pantallas y sean ya teleadictos, ciberadictos, videojuegoadictos, moviladictos, etc., conviene que los padres acudan a un profesional (psiquiatra, psicólogo) que les asesore sobre cómo desengancharlos de estas adicciones.