La diabetes gestacional es un problema que sufren algunas embarazadas y que suele desaparecer tras el parto. En la mayoría de los casos se controla con una dieta específica en la que importa mucho el momento del día en que se ingieren los alimentos.
La diabetes es un trastorno en el que los niveles de glucosa o azúcar en sangre son anormalmente altos y aparece cuando el organismo no produce la cantidad necesaria de insulina o no la utiliza adecuadamente. Esta hormona es la encargada de regular el nivel de glucosa en sangre y de facilitar su paso al interior de las células. Durante la gestación, la función de la insulina puede verse alterada por otras hormonas y dar lugar a la diabetes. “En el embarazo aumentan los niveles de determinadas hormonas (estrógenos, progesterona) que afectan negativamente al metabolismo de la glucosa, haciendo que ésta no pase al interior de las células y que se quede en la sangre”, explica Javier Plaza Arranz, ginecólogo del Servicio de Obstetricia y Ginecología de la Fundación Jiménez Díaz, en Madrid.
Síntomas de diabetes gestacional
Cuando la diabetes comienza o se manifiesta por primera vez durante el embarazo se denomina diabetes gestacional. Es de causa genética, por eso tienen más riesgo de desarrollarla las mujeres con antecedentes familiares. Por lo general, la diabetes gestacional se controla con dieta y suele desaparecer tras el parto. Se manifiesta de forma sutil cuando ya está implantada: retención de líquidos (hinchazón en piernas y manos), aumento de peso y mayor apetito. En la siguiente fase, cuando la diabetes comienza a causar problemas, el feto desarrolla sobrepeso y crece mucho (casi 2 cm a la semana), además, hay un aumento del líquido amniótico. Todo ello se traduce en un volumen uterino enorme, por eso la embarazada con diabetes no controlada tiene un abdomen mayor de lo que le corresponde a las semanas de gestación. Uno de los riesgos en estas embarazadas es tener hijos de gran tamaño, de 4 kg o incluso más, lo cual dificulta mucho el parto.
Dieta y cronobiología
Una vez diagnosticada (se realizan análisis de sangre y orina durante el embarazo), el ginecólogo establece una serie de recomendaciones dietéticas y remite a la paciente al endocrino para que realice una valoración metabólica (peso, alimentación, nivel hormonal, etc.), controle su dieta y, si requiere insulina, establezca la dosis necesaria. “Prácticamente el 80% de las diabetes gestacionales se controlan con dieta, sin necesidad de tratamiento farmacológico”, asegura Javier Plaza Arranz.
Además de seguir las indicaciones dietéticas que te aconseje el médico, también es importante que tengas en cuenta las horas a las comes. Nuevas investigaciones han visto que la secreción de insulina por parte del páncreas no es la misma por la mañana que por la noche, y la sensibilidad de nuestras células y tejidos a la acción de la insulina varía a lo largo del día, siendo mucho mayor a las 12 del mediodía que a las 12 de la noche. Es lo que se conoce como cronobiología. La doctora Marta Garaulet, catedrática de Fisiología y Bases Fisiológicas de la Nutrición en la Universidad de Murcia, experta en la materia, aconseja tomar los carbohidratos (pasta, pan, patata) por la mañana porque hay mayor sensibilidad a la insulina y se toleran mejor. La hora en que se cene también es importante: si cenamos cerca de la hora de ir a la cama, se potenciará la presencia de dos hormonas que no funcionan bien juntas: la melatonina y la insulina. “Desde el punto de vista de la diabetes, esto es especialmente importante, ya que en presencia de melatonina disminuye la tolerancia a la glucosa, por eso hay que tomar los carbohidratos por la mañana, y alejarlos de la hora del sueño”, explica.
También se aconseja seguir una organización en horarios de sueño, actividad física, horarios de comida y de luz, para mejorar los ritmos circadianos. Según aconseja Marta Garaulet, se debe realizar ejercicio físico y mayor actividad por la mañana y alejarla de la hora del sueño para no retrasar el inicio del mismo, ya que el ejercicio favorece la producción de hormonas que retrasan el sueño.
Otra recomendación es exponerse a la luz blanca por la mañana y evitarla por la noche (evitar la televisión, la tablet, el móvil) para favorecer el sueño: la oscuridad estimula la melatonina, la hormona del sueño. “Así se regulan los ritmos de glucosa en sangre”, apunta Garaulet.
Diabetes: qué comer y qué no
Aunque debe ser tu endocrino quien establezca la dieta diaria que has de seguir, estas recomendaciones pueden serte de utilidad:
– Evita las bebidas con alcohol y con azúcar. Ten en cuenta su aporte calórico. Por ejemplo, un vaso de vino (100 cc) tiene 60 kcal y una cerveza (250 cc) te aporta 100 kcal.
– Puedes tomar libremente bebidas sin alcohol y sin azúcar. Por ejemplo: caldos desgrasados, agua mineral con o sin gas, infusiones, café normal o descafeinado, gaseosas, o refrescos de cola endulzados con sacarina o edulcorantes artificiales. Recuerda leer siempre las etiquetas de los productos para comprobar los ingredientes.
– Utiliza sacarina como edulcorante (no azúcar).
– Aliña y cocina con aceite de oliva, pero toma sólo 50 gr al día (cinco cucharadas soperas).
– Utiliza formas de cocinado sencillas y que aporten pocas grasas: vapor, plancha, asado, cocción.
– Pesa los alimentos en crudo y sin desperdicios (sin grasa, huesos, espinas y cáscaras).
– Come despacio y mastica muy bien cada bocado.
– Puedes condimentar las comidas con sal, vinagre, limón, ajo, perejil, pimentón y especias.
– Toma leche y derivados desnatados (yogur, queso).
– Limita el consumo de grasas saturadas (como la mantequilla o la nata). Resulta más
saludable tomar más pescado que carne, sobre todo pescado azul.