Atenuar las lineas de expresión para conseguir una piel tersa y luminosa sin someterse a cirugía es el principal objetivo de muchas mujeres. El bótox lo consigue, por eso se ha convertido en el tratamiento estético más demandado.
Según la International Society of Aesthetic Plastic Surgery (ISAPS) las cifras de tratamientos estéticos han ido en aumento en los últimos cuatros años. Los resultados de su encuesta mundial muestran un aumento global del 19,3% en los procedimientos realizados por cirujanos plásticos en 2021, con más de 12,8 millones de procedimientos quirúrgicos y 17,5 millones de procedimientos no quirúrgicos realizados en todo el mundo. El primer procedimiento no quirúrgico más utilizado es la toxina botulínica (botox), muy popular entre las personas de 35 a 50 años. En 2021, se realizaron 75.348 procedimientos en España, el 85.5% en mujeres y el 14.5% en hombres.
Una toxina que relaja los músculos
La toxina botulínica tipo A es una neurotoxina derivada de la bacteria Clostridium Botulinum tipo A purificada. Actúa bloqueando el impulso nervioso e inhibiendo la contracción de los músculos responsables de las arrugas.
Embarazo y posparto
El bótox no está indicado en las embarazadas ni en el posparto. “La contraindicación del bótox es muy clara: embarazo y lactancia, excepto en el posparto sin lactancia que sí se puede aplicar”, señala.
Este tratamiento solo se aplica en el tercio superior de la cara: frente, ojos y entrecejo. No es apto para pómulos o labios. En estos puntos los que se suele inyectar es ácido hialurónico para rellenar los surcos.
El efecto más inmediato tras la aplicación del bótox es la inmovilidad del músculo, pero tal y como dice la doctora, “muchas veces pueden haber pequeñas asimetrías en la alineación de la ceja de una persona, por eso hay que observar muy bien al paciente para que apliquemos el bótox en determinadas zonas y en la cantidad necesaria con el fin de conseguir una simetría. A veces no se logra y quedan pequeñas asimetrías que se corrigen en la revisión a los 10 días”.
El efecto suele durar unos seis meses
“Los estudios científicos dicen que el producto se mantiene hasta seis meses máximo, pero hay que tener muy en cuenta que a partir del segundo mes el organismo comienza a eliminarlo, independientemente de la cantidad que inyectes, y a partir de aquí es cuando comienza a perderse el efecto total y la persona comienza a gesticular, a mover el músculo”, concluye la doctora Estébanez.
Precio orientativo: 300 € el tratamiento de las tres zonas (ojos, frente y entrecejo).