Alergia a alimentos y acoso

Los niños con alergia alimentaria tienen más posibilidades de sufrir acoso escolar que los alumnos no alérgicos. Desde la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) se reclama más seguridad para estos menores.

La vuelta al cole es para muchos niños algo más que una simple adaptación a la rutina. Muchos de ellos son víctimas de acoso escolar, por lo que la vuelta significa rechazo. Existen colectivos con mayor riesgo, como los niños con alergias a alimentos. Según un estudio reciente de revisión publicado en Journal of Paediatrics and Child Health, se observa que más de un 30% de los niños alergias alimentarias han denunciado haber sido acosados en algún momento debido a su problema. “Estos niños sufren un fuerte impacto en su calidad de vida como consecuencia de las dietas de eliminación que han de seguir, que les genera estrés y ansiedad por evitar una ingesta accidental, pero también les conduce al aislamiento social y al rechazo”, indica el doctor Luis Echeverría, coordinador del Grupo de Trabajo de Alergia Alimentaria de la SEICAP. Se trata de menores que “asisten a las fiestas con mucha precaución, comen diferentes cosas que el resto dentro del comedor o no pueden llevarse determinados tentempiés para la hora del recreo. Esto lo conocen los demás y suelen utilizarlo en su contra, lo que puede convertirse en algo muy serio si desde el colegio no se interviene”, advierte. El estudio indica que las formas de intimidación a los compañeros con alergia alimentaria suelen consistir en bromas, en tocarles con el alimento al que son alérgicos o contaminar su comida de forma intencionada con el mismo. El pasado mes de julio un niño de 13 años con alergia a los lácteos falleció en un colegio de Londres tras comerse un sándwich con queso, obligado por un compañero.

 

Los adolescentes se aíslan más
Los adolescentes con alergia a los alimentos suelen reconocer que el aislamiento social es lo más preocupante de su enfermedad. “Hay casos en los que la alergia se resuelve de manera espontánea en la primera infancia. Sin embargo, muchos llegan a la adolescencia con ellas, lo que supone un obstáculo en sus relaciones sociales, que empiezan a evolucionar en esta etapa”, advierte el doctor Antonio Martínez Gimeno, coordinador del Grupo de Trabajo de Alergia en el Adolescente de la SEICAP. Según este especialista, a diferencia de los más pequeños, los adolescentes suelen eludir su enfermedad y contársela solo a sus mejores amigos. “Suelen sentirse diferentes, culpables por estropear fiestas por ejemplo y un estorbo, piensan que causan molestias o problemas al resto y perciben desconocimiento de los demás con respecto a su problema”, afirma. Por otro lado, “hay que tener en cuenta que cuantos más alimentos estén implicados en la alergia, mayor será el impacto sobre la calidad de vida de estos menores”, concluye.

 

Medidas de prevención
El colegio debe establecer un protocolo de comidas y de actuación en casos de emergencia, para evitar que los niños con alergia se sientan aislados. “Debería intentarse minimizar la separación de los alumnos alérgicos a alimentos del resto de sus compañeros en comedores, fiestas o excursiones”, asegura el doctor Echeverría.
Hay colegios que informan en las aulas sobre el problema del niño y qué hacer si ingiere el alimento, con el fin de sensibilizar a los compañeros. De manera que si ocurre una ingesta accidental, se les alecciona para avisar rápido al profesor.