Para los niños con asma, diabetes, alergia a alimentos y otras patologías crónicas, la vuelta al colegio tras las vacaciones puede suponer un reto aún mayor que para el resto de los escolares. ¿Cómo manejar las enfermedades crónicas en el colegio?
La vuelta a la rutina conlleva doble esfuerzo para los niños con enfermedades crónica: diabetes, asma, alergias… La escuela no sólo es el lugar perfecto para fomentar hábitos de salud sino el sitio en el que los niños van a pasar muchas horas y este entorno también debe estar preparado para atender sus necesidades. La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) proporciona a los padres y a los profesores una serie de recomendaciones a través de Guía AEPap para Centros Docentes. Un manual que incluye información sobre el cuidado de los niños con enfermedades crónicas, como el asma o la diabetes, en la escuela.
Cómo deben actuar los padres
Si vuestro hijo tiene alguna enfermedad crónica, como alergia crónica, asma, diabetes, celiaquía, intolerancia a lactosa o gluten, o algún problema en su desarrollo, es importante informar al centro escolar. Los maestros y educadores son una figura clave en la detección temprana de algunos problemas de salud que pueden interferir en el proceso de aprendizaje de tu hijo, como los problemas de visión, trastornos del lenguaje, dislexia… “La comunicación entre padres y profesores es un pilar clave en la buena salud física y emocional de nuestros hijos”, señala la Dra. Concepción Sánchez Pina, pediatra de Atención Primaria en el municipio de Villaverde (Madrid).
Enfermedades crónicas más frecuentes
¿Cómo manejar las enfermedades crónicas en el colegio? Estas son las más frecuentes:
– Asma. En el caso de los niños con asma el inicio del curso puede ser una época especialmente difícil, porque el pequeño tiene contacto con un mayor número de alergenos en el aula, que ha permanecido cerrada durante los meses de verano. Por eso, antes de empezar el cole quizás es conveniente consultar con su pediatra si debe tomar algún tratamiento preventivo de base y dar algunas pautas de actuación y tratamiento a su profesor, preferiblemente por escrito, que incluyan consejos en caso de que el pequeño presente síntomas en clase. En la escuela es muy importante que los profesionales de educación, aparte de reconocer los signos y síntomas de la enfermedad, conozcan la medicación que debe utilizarse.
– Diabetes. En el caso de los niños con diabetes, es conveniente que todo el personal docente del centro sepa qué hacer en caso de emergencia y dónde se encuentra la medicación. En ocasiones, estos pequeños pueden necesitar ingerir algo de alimento fuera de las horas de comida para evitar las hipoglucemias y también es posible que necesite inyectarse insulina en clase, por lo que sus profesores deben estar al tanto de su diagnóstico y facilitarle sus cuidados. En las celebraciones en clase (cumpleaños, fiestas, etc): tener previstos alimentos y “chuches” alternativas sin o con escaso contenido en azúcar (bebidas tipo light, etc.). En excursiones fuera del centro: informar con tiempo suficiente a la familia sobre el plan (rutas, horarios, comidas…) para adaptar la insulina y la comida a la actividad. El niño deberá llevar todo su material de tratamiento, incluyendo los “alimentos extra”. Aunque el maestro no tiene obligación legal de hacerle las glucemias al niño o administrarle la insulina, es recomendable que sepa hacerlo, ya que se contempla dentro del deber global de socorro en caso de emergencia. El traslado a un centro sanitario para administrar el tratamiento supone una demora inaceptable.
– Alergias e intolerancias. En el caso de los niños celiacos es importantísimo conocer los alimentos que contiene gluten para retirarlos de su menú. La intolerancia o alergia a alimentos (leche, pescado, frutas, frutos secos, etc.) también es un problema frecuente entre los niños. ¿Qué hay que saber de la alergia alimentaria? Que no es una enfermedad contagiosa, el riesgo es para el que la padece; la reacción no depende de la cantidad de alimento: una mínima cantidad de alimento puede producir una reacción muy grave, o mucha cantidad poca reacción. La reacción aparece al poco tiempo del contacto. Hay que evitar el alimento y leer con atención las etiquetas de los productos. Las situaciones de mayor riesgo para los niños alérgicos a alimentos son: el comedor escolar, el desayuno, las excursiones, los campamentos, los cumpleaños, celebraciones, talleres de cocina, manualidades y actividades extraescolares. El colegio tendrá que acordar con los padres ciertos aspectos importantes como dónde estará la medicación y cómo se debe actuar en caso de reacción (si se le debe dar algún medicamento y la administración o no de adrenalina, etc.). Por otra parte, no solo el profesor sino todo el personal del centro debe estar informado de que hay un niño que padece este tipo de alergia e intentar que le conozcan por si deben socorrerle en un momento determinado. Hay que prestar especial cuidad a los intercambios de comida, platos, vasos o cubiertos que puedan hacer los niños con sus compañeros. Evitar contaminar la comida del alérgico con otros alimentos.