Faltan tan sólo unas semanas para que finalice el curso y los más rezagados necesitarán toda la ayuda posible para aprobar. Existen técnicas de estudio para cosneguirlo: son claves para que los niños consigan un mayor rendimiento escolar ahora que llegan los exámenes.
La clave para que el niño aprenda bien a estudiar es que entienda lo que lee. “Para saberlo, lo mejor es que los padres le pidan que explique con sus palabras o en lenguaje coloquial lo que acaba de leer”, nos aconsejaba Bernabé Tierno hace tiempo en una entrevista. Este psicopedagogo, autor de varios libros, entre los que destaca Sabiduría esencial (Temas de Hoy), era uno de los especialistas que más sabía en técnicas de estudio para niños. Según sus criterios, los padres no deben fiarse de los pequeños que recitan lo leído de memoria, ya que pueden no haberlo entendido, “pueden haberse quedado sólo con las palabras, no con el concepto”. Para este especialista, las claves del éxito escolar, además de la comprensión de la lectura, son: fomentar la atención en clase, preguntar siempre lo que no se entiende, participar en clase, motivación (contagiarles en casa el interés por la lectura y por aprender) y realizar deberes en casa.
Estrategias para ayudarle a estudiar
A continuación te facilitamos algunas técnicas para ayudar a tu hijo a estudiar de cara a los exámenes. Además del trabajo diario, es importante que el pequeño se encuentre descansado, es decir, que duerma las horas necesarias.
1. Un plan a su medida. Si el niño va regular en los estudios, debe intensificar el tiempo de trabajo (por ejemplo, una hora más al día y dos horas más los fines de semana) y trabajar sobre todo las asignaturas en las que vaya regular, sin descuidar las que lleva bien. Si el pequeño va mal, lo mejor es mantener las aprobadas y trabajar las asignaturas más cercanas al aprobado. Según Bernabé Tierno, “debe emplear el tiempo necesario para recuperar las asignaturas, aunque ello implique quitarse horas de juego o de ocio”.
2. Fija una rutina. Debe tener un lugar fijo de estudio donde se encuentre cómodo. Ha de ser silencioso, estar bien ventilado, y disponer de buena iluminación y de una temperatura agradable. La mesa de estudio debe mantenerse despejada para que no haya objetos que le distraigan. Establece un horario fijo de trabajo y un tiempo también para el descanso o el ocio. Por ejemplo, por la tarde puedes dejarle una hora para que meriende y juegue, y a continuación que trabaje hasta la hora de la cena.
3. Fomenta la atención. Evita que se distraiga, para ello, elimina de su ambiente de estudio la televisión, aparatos de música, videoconsolas, etc. Si es un niño despistado, es preferible que trabaje poco tiempo pero con atención. Puedes decirle: lee sólo este apartado, dime lo que has leído y luego descansas. Ten en cuenta que el niño aumenta la capacidad de concentración a medida que crece, por eso los más pequeños suelen ser más despistados.
4. Enséñale a comprender. A partir de los 8 años el niño comienza a tener exámenes, por lo que ha de comenzar a estudiar. Primero debe realizar una lectura rápida de la lección comprendiendo lo que lee (si hay algo que no entiende dile que te pregunte), a continuación indícale que vuelva a leerla y que subraye lo esencial (al principio debes ser tú quien le oriente sobre lo que es esencial). Para terminar, dile que exprese en un lenguaje coloquial lo que ha subrayado. A partir de los 10 años, además de decir la lección de forma oral, conviene que lo haga por escrito, en forma de resúmenes.
5. Explícale lo que no entienda. Esta es una premisa muy importante. Resulta esencial que estés con él mientras hace los deberes o estudia. No sirve que le pongas las tareas y te vayas. Los niños necesitan la presencia de alguien para que les ayude a trabajar hasta los 12 años. “Entre los 12 y los 15 años ya debe ser capaz de trabajar solo; si va mal en alguna asignatura lo recomendable es ponerle un profesor particular”, aconseja Bernabé Tierno. Debes explicarle cada concepto que no entienda y ayudarle a pensar. Por ejemplo, podéis hacer un debate sobre una lección en concreto, así le resultará más divertido estudiar. En la resolución de problemas enséñale a escribir los números de manera clara para evitar errores y a repasar las operaciones.
6. Pregúntale la lección. Una vez que el niño haya leído, subrayado y asimilado la lección, debes preguntársela. Si falla en algún concepto o apartado explícale la respuesta correcta y dile que vuelva a estudiar lo que no se sabe. Al cabo de un rato vuelve a preguntarle para comprobar que lo ha asimilado.
7. Haz simulacros de exámenes. Ponle exámenes de lo que ha estudiado, corrígelos y fíjate en lo que falla para que trabaje más sobre ello. Los días previos al examen real también conviene que practiquéis esta estrategia.
8. Felicítale cuando lo haga bien. Algunos niños necesitan más tiempo para asimilar y entender que otros. Cuando falle en algo no te enfades porque es probable que se bloquee. Si no entiende un concepto o un problema, intenta explicárselo de otra manera. Dile que él puede aprobar, que la clave reside en estar atento en clase, en preguntar cuando no entienda y en dedicar un tiempo de estudio en casa a las materias cada día. Cuando resuelva bien las tareas debes felicitarle, esto le animará a seguir y mejorar cada día.