¡Esto es mío, y esto… todo mío!

Alrededor de los dos años de edad el niño comienza a “tomar posesión” de todo lo que le rodea. “Esto es mío, y esto… ¡todo es mío!”, es la una de sus frases favoritas. No debéis preocuparos ya que se trata de un comportamiento normal dentro de su desarrollo evolutivo. Hacia los tres o cuatro años comienza a compartir con otros niños. Por eso, conviene mostrarle pautas para reforzar este comportamiento.

Los niños pequeños muestran mucha resistencia a compartir sus juguetes, de hecho, es frecuente ver cómo los acaparan, aunque realmente no los estén usando. Esta conducta forma parte de su desarrollo: hasta los 6 años, los niños se encuentran en una etapa en la que están muy centrados en sí mismos, están ellos y el mundo a su alrededor; al año y medio o a los dos años, empiezan a desarrollar su propia identidad y con ello el sentido de pertenencia. “Esto les hace sentir que tienen algo de control sobre su entorno, lo que les aporta seguridad. Empiezan a aparecer expresiones como ‘esto es mío’, llegando a veces incluso a demandar como propio algo que no lo es, lo que exige ponerles límites”, explica Beatriz Francisco Jiménez, psicóloga en el CPA de la Universidad Autónoma, en Madrid.
Su incapacidad para entender el punto de vista del otro, junto con un sentido limitado del tiempo, hacen que les cueste entender que aunque presten algo, sigue siendo suyo y que por tanto se lo van a devolver. Además, en torno a los dos años de edad, los niños todavía no se muestran interesados en jugar con otros niños. Se acercan a ellos, los abrazan y besan, pero juegan de manera individual. Es común verlos juntos en un mismo espacio, pero con un “juego en paralelo”, unos al lado de otros, pero a lo suyo.

¿Desaparece con la edad?
A medida que el niño va desarrollando su identidad, desarrolla también un sentido de pertenencia más ajustado: poco a poco deja de necesitar que los objetos que le rodean son suyos para reafirmarse. Además, empieza a comprender que el desprenderse temporalmente de algo no implica que deje de ser suyo. En torno a los 3 o 4 años su vida social se va haciendo más compleja, interactúa cada vez más con otros niños y comienza a compartir algunas cosas. A los 6 o 7 empiezan a entender la importancia de compartir con otros (ser aceptado por los demás, que a él también le presten…)

Consejos para enseñarle a compartir
Antes de los tres años no hay que obligarle a compartir ni prestar sus juguetes sin su consentimiento, ya que le puede llevar a sentirse inseguro y hacerse más egoísta. Si le obligas a compartir, “no estas teniendo en cuenta su manera de pensar (centrada en sí mismo) ni respetando sus sentimientos. Respetándolos, le generas confianza hacia los demás y promueves que el niño entienda que si le dices que deje algo porque luego se lo van a devolver, va a ser así”, explica Beatriz Francisco Jiménez.
– Pactar con el niño qué juguetes va a querer compartir y cuáles no para guardarlos. Si no quiere prestar ninguno, se le pueden sugerir juguetes específicos para compartir explicándole que es bueno, pero sin obligarle. “Cuando los juguetes son de todos, como en una clase, es mejor explicar al niño que cuando acabe de jugar otro niño podrá tenerlo, lo que evita exigirle que lo deje ya”, aconseja la psicóloga.
– Adquirir juguetes de grupo. Es conveniente tener juguetes que fomenten el juego cooperativo, como piezas de construcción, juegos de rol (por ejemplo, un juego de café), teléfonos de juguete, pelotas… Además, podemos ir enseñándoles lo que son los turnos, por ejemplo al usar un columpio, haciendo que cada niño vaya el primero una vez.
– Duplicar juguetes. En casa, es bueno que cuando los hermanos son pequeños tenga cada uno sus cosas y, ante un juguete muy demandado, puede ser útil duplicarlo hasta que estén preparados para compartir. “Ante las inevitables peleas conviene desviar la atención hacia algún otro juguete”, indica Beatriz Francisco Jiménez.
– Jugar con él a compartir. En torno a los dos años podemos empezar a jugar con él a compartir sus juguetes. Por supuesto, “no hay que olvidar que darles ejemplo va a ser de gran utilidad, pues los niños aprenden muchas cosas por imitación”, puntualiza la psicóloga. Tienen que ver que tenemos cosas que compartimos con ellos, por ejemplo, decirles que una bolsa de chuches es nuestra pero que como vemos que ellos también quieren hemos decidido compartirla.
– Ayudarle a buscar soluciones. También es útil ayudarle a buscar soluciones como jugar por turnos, echar a suertes quién juega primero… aunque para esto es necesario que sean algo mayores.
Premiarle cuando comparta con los demás. Cuando veamos que nuestros hijos comienzan a compartir sus cosas hay que apoyarlos y elogiarlos para ir reforzando y afianzando esta conducta.

Más información

Centro Empaty Gabinetes de Psicología (Madrid): Tratan los problemas que pueda tener el niño o el adolescente, dotando a los padres de estrategias educativas que mejoren la conducta de sus hijos. www.empaty.es