¿A qué edad puede llevar lentes de contacto o lentillas el niño? No existe consenso entre los profesionales, pero hay especialistas que consideran que a los ocho años el ojo del niño ya está desarrollado y puede utilizarlas. Si adquiere la destreza manual para quitar y poner las lentillas y los hábitos higiénicos necesarios, puede llevarlas.
Aproximadamente uno de cada cinco niños entre 5 y 15 años requiere alguna corrección visual. La cuestión es: ¿debe usar gafas o lentes de contacto? Pues todo dependerá del niño. Si tolera las gafas y las lleva al colegio sin problemas, puede seguir utilizándolas. Pero si son el foco de burlas por sus compañeros (el bulling o acoso escolar es un 35% mayor en los niños que utilizan gafas) o le impiden realizar actividades, entonces, hay que plantearse el uso de lentes de contacto o lentillas. Según un estudio de la Universidad Europea de Madrid (UEM), un 75% de los niños menores de 16 años que utilizan gafas no practica deporte por miedo a romperlas, y hasta el 86% de los chicos que lo practican deben quitárselas mientras desempeñan la actividad deportiva.
LENTILLAS PARA NIÑOS
Las lentes de contacto o lentillas sólo son utilizadas por un 15% de la población entre 15 y 18 años. La falta de consenso en lo relativo a la edad de iniciación en el uso de lentes de contacto es uno de los principales motivos de su falta de prescripción. En palabras de Francisco Sañudo, profesor del Departamento de Óptica de la Universidad de Valencia, “en general, los padres vemos a nuestros hijos menos maduros de lo que realmente son. Entre los 6 y 8 años casi todos los niños pueden ser buenos candidatos para llevar lentillas si adquieren los hábitos higiénicos y las destrezas manuales asociadas al uso de las lentes de contacto. Si un niño es capaz de atarse los cordones de los zapatos puede considerarse como un buen candidato para hacer uso de las lentillas. Asimismo, el tamaño del ojo de un niño ya está desarrollado y no continúa creciendo, por lo que el uso de lentes de contacto no puede afectar en absoluto a su desarrollo”.
Los niños también pueden disponer de lentillas desechables diarias, que simplifican las tareas de cuidado y limpieza, además de ser muy adecuadas para su uso combinado con las gafas y ser fácilmente reemplazables en caso de rotura.