Si van a operar al niño, antes de entrar en el quirófano, conviene explicarle lo que va a suceder. Esto le dará seguridad y le ayudará a relajarse. Estas son las tácticas que se deben seguir con el niño.
El paso por el quirófano es una situación estresante tanto para el niño como para los padres. Si el pequeño detecta nervios, miedo o estrés en los adultos, los hará suyos. Por eso es tan importante guardar la calma y tener cierta psicología para explicarle lo que va a suceder sin dramas. “Hemos de tener en cuenta que los niños son conscientes de lo que sucede a su alrededor, y por tanto, el ocultarles información sobre temas que les afectan directamente es nocivo para ellos y les genera más angustia de la necesaria. Los padres, deben sentarse con sus hijos a explicarles lo que les va a pasar, de manera que ellos puedan entenderlo y así minimizar el estrés y la ansiedad que el paso por el quirófano genera”, explica Ana Mª Santiago y Mira, diplomada en enfermería.
Cómo explicárselo al niño
Existen formas de explicarle al niño que va a ser operado, de manera que sea capaz de entenderlo en función de su edad.
– Mejor, con juegos. Existen instituciones sanitarias en las que se les prepara para ello enseñándoles las instalaciones, como es el caso del hospital San Juan de Dios de Barcelona, en el que cuentan en las unidades de cirugía ambulatoria con payasos que los entretienen mientras aguardan su turno de quirófano, e incluso entran con ellos y juegan con una mascarilla que le van poniendo al niño, en la que se introduce un sedante inhalado.
– Palabras prohibidas. Nunca hay que nombrarle la palabra “sangre” o “cortar”, para evitar asustarlos.
– Siempre mensajes positivos. Una de las formas de hacerle entender que ha de ser operado para poder curarse es diciéndole que el quirófano es el equivalente al taller de los coches y que cuando a una persona se le estropea algo del interior del cuerpo, es allí donde los médicos lo arreglan y que no sentirá nada porque le habrán dado medicinas para dormir.
– Un sedante para que no note el pinchazo. En algunos centros sanitarios, en las salas de preparación prequirúrgica, se administra un sedante rectal al niño, tipo diazepam, con lo que ni siente el pinchazo cuando le administran la anestesia.
– Su juguete preferido para sentirse seguro. En algunos hospitales dejan que el niño lleve consigo su peluche favorito, pues eso le crea seguridad, algo que le gusta y compensa el que sus padres puedan estar con él. Cuando despierta en la sala de reanimación, tiene su peluche o juguete preferido al que puede abrazar para sentirse seguro.
Varios días ingresado
Si el niño ha de estar ingresado varios días, se le debe explicar por qué no puede irse aún a casa. Esto es: para que se cure del todo, tendrá que estar algunos días en el hospital y habrá niños que estarán como él y con los que podrá jugar cuando se haya puesto mejor. En casi todas las unidades de hospitalización pediátricas hay salas con libros y juguetes para entretenerlos. Por ejemplo, en el Hospital Valle de Hebrón de Barcelona tienen incluso ordenadores a disposición de los más pequeños y un equipo de voluntarios que se encarga de entretenerlos para que los padres puedan ir a comer.