Muchos niños nacen con dislexia pero los síntomas no se aprecian hasta que van al colegio y presentan dificultades para aprender a leer y escribir. Para tratar la dislexia existen una serie de ejercicios e incluso videojuegos. El apoyo de la familia es imprescindible para que el tratamiento de la dislexia tenga éxito. Cuanto antes se detecte y se comience a tratar, mejores resultados se obtienen.
La dislexia infantil afecta alrededor de entre el 5 y el 10% de los niños, aunque los datos deben tomarse con precaución puesto que no existen estudios concluyentes. “Hay muchos niños que no están diagnosticados y se estima que en cada aula, de unos 25 alumnos, puede haber entre uno o dos con dislexia”, explica Rosario Siscar Vicéns, psicóloga infantil y logopeda del Centro de Psicología y Logopedia Trazos. Según detalla esta especialista, los niños nacen con dislexia, pero los síntomas comienza a manifestarse cuando entran en la escuela; la mayoría de los expertos establece que el diagnóstico se debe realizar entre los 7 u 8 años, cuando se supone que el niño ya es lo suficientemente maduro como para haber adquirido la lectura y la escritura.
El idioma del niño influye a la hora de diagnosticar este problema: el castellano o el italiano son idiomas con una ortografía más transparente (se escriben igual que se leen), por lo que el diagnóstico se realiza en 2º de primaria (7 u 8 años), cuando ya se ha terminado la fase de aprendizaje de la lectura y escritura; en cambio, cuando el niño tiene un idioma que no se lee como se escribe, por ejemplo el inglés, el diagnóstico es más tardío, al final de 4º de primaria (9 o 10 años).
Síntomas comunes de dislexia
Los síntomas más comunes de la dislexia infantil son los errores en la lectura, como sustituir, omitir o invertir palabras, sílabas, letras o números, dificultad para conectar las letras con su sonido y para leer palabras desconocidas, una lectura lenta y que les supone mucho esfuerzo y, una pobre comprensión lectora.
La dislexia también afecta a la escritura. Se presentan errores de sustitución, omisión, inversión y rotación de letras, sílabas, palabras o números. Las sílabas que más se invierten son las br,dr,tr,pr,fr….+vocal y las pl,bl,cl,fl….+vocal, por ejemplo, en vez de escribir o leer “brazo”, leen o escriben “barzo”. La rotación se da en las letras y números en espejo (d/b, p/q, u/n), por ejemplo, escriben o leen “deso” por “beso”.
Cometen muchos errores ortográficos, aún sabiendo las reglas de ortografía, por lo que su problema no está en el conocimiento o no de las reglas, sino en la dificultad para automatizar dichas reglas, “no es un problema de falta de esfuerzo o de no fijarse lo suficiente, por lo que hay que decir que es muy injusto que se les penalice bajándoles la nota por algo que no depende de su voluntad sino de un trastorno”, explica la logopeda. Las dificultades se suelen dar más en las letras con igual sonido, por ejemplo: b/v, g/j, c/z, ll/y, y con las palabras con “h” o sin “h”.
También presentan dificultades para organizar y estructurar sus pensamientos tanto de manera oral como escrita, para memorizar, problemas de atención y un procesamiento de la información más lento.
Suelen tener una grafía (letra) irregular, desordenada y poco legible.
Aunque de manera oral se expresan mejor que por escrito, también pueden presentar dificultades de pronunciación y un vocabulario muy pobre.
En cuanto a las matemáticas se suelen defender con la mecánica de las operaciones aritméticas pero les cuesta comprender los problemas, tienen dificultades para aprender a manejar el reloj, controlar su tiempo, y entender las tareas secuenciales y, también para aprender las tablas de multiplicar. “Algo que no se nos debe olvidar son las consecuencias emocionales que todo ello conlleva para el niño y, que es importante tratar, como es una baja autoestima, problemas de ansiedad e incluso depresión. Hay que decirles a los padres que ante cualquier duda acudan a un especialista que descarte o confirme el diagnóstico, ya que cuanto antes se detecte y se comience a tratar mejores resultados obtendremos”, aconseja la especialista.
Tratamiento para la dislexia
El apoyo de la familia es imprescindible para que el tratamiento de la dislexia tenga éxito. Hay que trasmitir seguridad, cariño y apoyo al niño. ¿Cómo puede ayudar los padres?
– Ayudarle a organizar los deberes, empezando por los más difíciles y después los más sencillos, y dejar para el final las tareas más mecánicas.
– El estudio de los exámenes debe estar programado, “no es conveniente dejarlo para el último día, porque tienen dificultades de memoria a corto plazo y, seguramente no se acuerde al día siguiente”, apunta la logopeda.
– Programar con tiempo las tareas largas como (lectura de libros, trabajos, etc).
– Lo que pueda hacer de manera autónoma dejarle que lo haga solo, pero estar a su lado en lo que no sepa hacer.
– Cuando el niño esté cansado y ya no rinda, parar y descansar.
– Pedir al colegio que se ajusten a su nivel lector y leer con él los libros. Es importante que aprenda y se entere de lo que lee, por lo tanto habrá que explicarle el significado de las palabras nuevas o que las busque él. “Cuando detectemos que no está entendiendo, dejar la lectura y volver al principio, leer de nuevo el enunciado por partes, también podemos subrayar las palabras clave”, aconseja Rosario Siscar.
– En cuanto a la ortografía, anotar las palabras en las que tiene más dificultad. Unas 2 ó 3 veces a la semana, se le presenta la lista que contenga de 5 a 10 palabras, según la edad del niño, que las observe durante un rato para que memorice cómo se escriben y luego que las escriba y forme frases con ellas. Hay que tener en cuenta que la correcta escritura de las palabras depende mucho de una buena memoria visual, más que del aprendizaje de las reglas de ortografía.
– El niño disléxico suele tener problemas con la memoria repetitiva, por eso hay que responderle a siempre que una y otra vez las mismas dudas sobre gramática, ortografía o cálculo.
Videojuegos contra la dislexia
Los niños con dislexia presentan una baja capacidad de atención, debido sobre todo al sobreesfuerzo intelectual que tienen que realizar para superar sus dificultades, lo cual produce una atención inestable y poco continuada. En algunos casos hay patologías asociadas, como el trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad. Por eso, en el tratamiento de la dislexia también se utilizan videojuegos que estimulen la atención del niño. Los videojuegos más destacados son:
– Los de simulación, es decir, juegos en los que se simula con todo detalle una situación, por ejemplo: “Los Sims”, “Sim City”, “Microsoft Flight Simulator” y el “Ace Combat”. Los dos últimos juegos están recomendados para niños y niñas con más edad, puesto que requieren grandes reflejos, orientación y destreza, así como atención a los instrumentos para valorar situaciones. Controlan la ira y aumentan la concentración.