Alimentos para niños enriquecidos con vitaminas y minerales pero un altísimo contenido en azúcar, bollos con grasa vegetal (aceite de palma o coco), productos con alto contenido en fibra pero que no son integrales, alimentos con la etiqueta de “natural” que incluyen muchos conservantes y saborizantes y casi nada de ingrediente natural. Son alimentos que parecen saludables, pero no lo son tanto. ¿Cómo detectarlos antes de comprar?
La publicidad de determinados alimentos puede confundir al consumidor y hacerle creer que el producto es muy saludable cuando en realidad no es así. Los expertos en nutrición del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) reclaman más conciencia a los fabricantes de ciertos productos: bajos en grasa, sal o azúcares; enriquecidos con vitaminas y minerales; naturales o de elaboración casera; integrales o con aceites vegetales. Y aconsejan a los consumidores leer con atención las etiquetas (composición e ingredientes), y no dejarse llevar por la imagen del envase y ofertas del tipo “dos por uno” o “la segunda unidad al 70%”, sin comprobar el aporte calórico, la cantidad de grasas y azúcares o los porcentajes y tipos de aceites vegetales que contienen. Como orientación, los nutricionistas de IMEO ofrecen algunos consejos prácticos y ejemplos de productos que crean falsas expectativas.
– La otra cara de los alimentos enriquecidos. Hay productos que publicitan una determinada característica del mismo, como una suplementación de minerales y vitaminas, considerada saludable, para que otra que no lo es tanto pase desapercibida, como el aceite de palma o el exceso de azúcar. Por ejemplo, algunas papillas de cereales para bebés, que suelen incluir como principal ingrediente el azúcar. “En muchas ocasiones las venden como “sin azúcar”, ya que sustituyen ésta por cereales hidrolizados. Éstos no son más que los hidratos de carbono de cadena larga rotos en otros simples y, por tanto, más dulces”, apunta Carmen Escalada, nutricionista del IMEO.
Otro ejemplo son los zumos multivitamínicos, que suelen contener elevadas cantidades de azúcar, de modo que es más saludable tomar fruta entera. Y algunos productos de bollería también se anuncian como fuente principal de vitaminas y minerales, mientras que ocultan otros ingredientes no tan beneficiosos, como la grasa de palma o el azúcar. Por ejemplo, algunas barritas de cereales destacan el contenido en zinc y vitamina D en primera plana del envase y dejan para la parte de atrás el alto contenido en azúcares sencillos (15%).
– Falsos integrales. En España, si un producto aporta 3 gramos de fibra ya puede ser anunciado como “fuente de fibra” y, si supera los 6 gramos, como “alto contenido en fibra”. Sin embargo, esto no garantiza que el producto sea integral, ya que se le puede haber añadido posteriormente la fibra en forma de salvado. Para asegurarnos, se debe leer detenidamente la lista de ingredientes. En ella, debe aparecer la harina o sémola integral o de grano entero como primer ingrediente. Si no es así, no estaremos ante un alimento integral.
– De elaboración casera o natural. Se utiliza mucho esta definición en conservas, caldos o gazpachos. Para que un producto pueda ser etiquetado como de “elaboración casera” tiene que haber sido fabricado de una manera artesanal comprobada. Un ejemplo de publicidad que crea falsas expectativas sería una tarta de manzana “natural”, presente en el mercado, que incluye todo tipo de conservantes y saborizantes y tan solo un 35% de manzana.
– Con grasas vegetales. Productos que emplean en la lista de ingredientes términos como “aceites o grasas vegetales” para hacer pensar al consumidor que éstas son saludables, cuando en realidad no siempre lo son. Son numerosos los productos que incluyen grasas en su composición (salsas, galletas, precocinados, helados, crema de cacao, snacks), por eso los nutricionistas recomiendan leer bien las etiquetas y evitar los productos que no especifiquen qué tipo de grasa lleva (aceite de girasol, de oliva, mantequilla, etc.) y solo aparezca el término “grasas vegetales”. “En este caso casi seguro que se trata de grasa poco saludable, como el aceite de palma o coco”, apunta Carmen Escalada.
Qué significa bajo en…
– Bajo en calorías: presenta un máximo de 40 Kcal por 100 gr.
– Bajo en grasas: se puede emplear para aquellos productos que tienen menos de 3 gramos de grasa por cada 100 gr de productos.
– Bajo en azúcares: indica que el producto contiene menos de 5 gramos de azúcar por cada 100 gramos.
– Bajo en sal: son los que presentan menos de 0,12 gramos de socio por cada 100 gramos.