Prevenir accidentes en verano

¿Sabes cómo actuar si al niño le pica una medusa?, o ¿cómo prevenir la deshidratación, el golpe de calor o una intoxicación? La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) y la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) nos facilitan consejos para que el verano sea lo más tranquilo posible.

Con la llegada del verano se incrementan las salidas al campo, la playa y la piscina. La principal medida es proteger a los niños del sol: utilizar cremas o lociones con protección alta; no exponer a los niños al sol entre las 12 y las 17 horas; aplicar el fotoprotector antes de salir de casa y renovar frecuentemente su aplicación, aproximadamente cada dos horas, o antes si el baño es prolongado o hay un incremento de la sudoración; utilizar gorras o sombreros anchos y gafas de sol con cristales homologados; y aplicarles lociones hidratantes y calmantes con posterioridad a la exposición, con la finalidad de calmar la quemazón cutánea y paliar y/o corregir las anomalías originadas por la agresión solar.
Además, desde la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) y la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) proponen otros consejos útiles de cara al verano.

Hidratación y alimentación
Las cremas hidratantes no son en sí mismas suficientes para asegurar una protección adecuada en verano. La hidratación y la alimentación juegan un papel importante; los expertos destacan en este sentido que “para evitar el golpe de calor y las posibles deshidrataciones es aconsejable incrementar el consumo de agua en los meses cálidos: el mínimo recomendado diariamente son unos dos litros, cantidad que debe aumentarse en uno o dos litros más si se hace deporte o se permanece mucho tiempo al aire libre. Lo ideal es beber agua con frecuencia, antes de tener sed. A los niños más pequeños hay que ofrecerles a menudo  agua y, en ocasiones, alguna otra bebida fresca, como zumo natural o leche”.
Para prevenir intoxicaciones o infecciones intestinales por comidas en mal estado, es aconsejable tomar productos recién preparados, refrigerar comidas si se van a transportar a la playa (se pueden llevar dentro de una nevera portátil), beber agua embotellada y evitar comidas elaboradas con huevos (salsa mayonesa, tortillas, etc.) que se deterioren con facilidad. Las medidas básicas de higiene como el lavado frecuente de manos y el lavado de verduras y frutas, son las más eficaces y económicas para evitar infecciones.

Las picaduras
Las picaduras son muy frecuentes en la época estival, especialmente durante la noche y al atardecer. Puede ser útil en personas muy sensibles el uso de repelentes naturales en forma de barra o loción, así como enchufes con insecticidas en las habitaciones y mosquiteras en puertas y ventanas.
En contra de lo previsible, los expertos no aconsejan la utilización de lociones con amoniaco o antihistamínicos tópicos que, aunque calman el picor, pueden sensibilizar la piel. Para disminuir el riesgo de picaduras, es mejor usar ropa de colores poco llamativos, evitar paseos por zonas húmedas y no usar perfumes de olor intenso.
Son especialmente frecuentes las picaduras de abejas, avispas, arañas y medusas. El contacto con  la medusa puede dar lugar a la aparición de una lesión urticariforme (enrojecimiento e inflamación) en las zonas de contacto. “Se aconseja salir del mar y buscar ayuda, por la posibilidad de sufrir calambres que puedan provocar ahogamiento o, menos frecuentemente, un shock anafiláctico. La zona de la picadura debe limpiarse con agua salada, nunca con agua dulce porque podría ocasionar rotura de células que hubieran quedado adheridas y producir aún más daño. Si quedan restos de medusa, quitarlas con pinzas o guantes gruesos, o en su defecto con una toalla gruesa, sin frotar ni introducir arena en la herida. Se aplicará frío, por ejemplo hielo envuelto en una bolsa de plástico. No conviene aplicar hielo directamente en la herida a no ser que sea de agua salada. En ocasiones, tras la picadura se puede observar un cuadro de agitación, cefalea, angustia o conjuntivitis, que suele ceder en pocas horas”, según La Dra. Juani Solano, pediatra de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).
   
Cuidado con los viajes

Por último, los pediatras recomiendan programar la salida con antelación, realizar paradas cada dos horas para descansar, beber frecuentemente y cubrir las ventanas con parasoles son algunos de los consejos para evitar golpes de calor y deshidratación durante los viajes. No olvidar abrochar los cinturones de seguridad y usar los dispositivos de transporte homologados correspondientes a cada edad. Si el viaje es en avión, es útil ofrecer agua a los lactantes o niños pequeños en los momentos de despegue y aterrizaje, para disminuir las molestias en los oídos, también es útil el chupete. Si el niño es mayor puede masticar chicle.
Algunas personas son especialmente sensibles al movimiento y es frecuente que algunos niños sufran mareo, especialmente en viajes en barco o trayectos largos con muchas curvas. Puede aliviarse esa molesta sensación con comprimidos o chicles masticables de biodramina, conducción suave y paradas frecuentes. (Ver artículo sobre cómo prevenir el mareo en niños:  www.masquepadres.com/ninos/%5Bmenu-trail-parents-raw%5D/evita-que-se-maree-en-el-coche)