El índice de radiación solar es muy alto en estos días de verano, por eso los expertos recomiendan aplicar al niño un protector solar antes de salir de casa. Las quemaduras solares no son sólo una irritación temporal: el riesgo de que el niño desarrolle cáncer de piel cuando sea adulto se duplica si ha sufrido varias quemaduras en la infancia.
Con el buen tiempo se incrementan las salidas al parque, a la piscina, al monte o a la playa. Los dermatólogos insisten en que se les debe aplicar la crema foto-pretectora antes de salir de casa y después renovarla cada dos o tres horas. Además es imprescindible utilizar protectores físicos (sombreros, viseras), caminar por lugares sombreados y exponerse con moderación al sol. “Las quemaduras solares son aún frecuentes en los niños, aunque cada vez hay más conciencia por parte de los padres del peligro que entrañan dichas lesiones tanto a corto como a largo plazo”, explica la Dra. Matilde Riquelme, pediatra en el C. S. La Chopera, de Madrid, y miembro de la SEPEAP.
Quemaduras solares y riesgo de cáncer
Durante el Congreso Internacional de Dermatología celebrado en Estados Unidos se presentó un estudio australiano que afirmaba que “las cremas protectoras aplicadas a los niños de forma regular reducen a la mitad el riesgo de que éstos padezcan cáncer de piel a lo largo de sus vidas”. El Dr. Ricardo Ruiz, dermatólogo de Clínica Dermatológica Internacional, en Madrid, también aporta otro dato: “Los niños que han tenido más de 3 quemaduras solares tienen 10 veces más riesgo de padecer melanoma en la edad adulta. Es vital protegerles del sol con cremas y escudos solares físicos”.
La radiación solar es la causante de múltiples efectos sobre la piel del niño. Unos son inmediatos como la aparición de eritema (enrojecimiento de la piel), la pigmentación inmediata o las quemaduras solares y otros aparecen de forma tardía, como el envejecimiento cutáneo y el aumento del riesgo de padecer cáncer de piel. “La exposición solar intensa durante los 2 primeros años de vida se ha relacionado especialmente con el fotoenvejecimiento cutáneo y la aparición de cáncer de piel”, explica la Dra Matilde Riquelme.
Según la Organización Mundial de la Salud el cáncer de piel es el tipo de cáncer más frecuente en el mundo y el melanoma el que más rápidamente está aumentando. En numerosos estudios epidemiológicos se describe como principal factor de riesgo para el cáncer de piel (carcinoma basocelular, carcinoma espinocelular y el melanoma) a la radiación ultravioleta (UV) y de manera especial a la exposición temprana e intensa durante la infancia.
Qué hacer si le ha quemado el sol
La quemadura solar es la reacción de fotosensibilidad que con más frecuencia se ve en los niños. Suelen ser quemaduras superficiales, apareciendo la piel con eritema (enrojecimiento), edema (hinchazón) y dolor. A veces aparecen unas pequeñas flictenas (ampollas). La curación se produce en unos pocos días pero es conveniente acudir al pediatra para que determine si la quemadura es leve o necesita un tratamiento.
“Las quemaduras solares graves se tratan con compresas de agua frías. Los corticoides tópicos y el ibuprofeno disminuyen el eritema y el dolor, pero deben administrarse antes de la irradiación o poco tiempo después de presentarse la quemadura solar. Una vez alcanzado el eritema máximo, estas medidas son de poca utilidad. Los preparados que contienen anestésicos tópicos son relativamente ineficaces y potencialmente perjudiciales ya que pueden producir una dermatitis de contacto. Un emoliente suave es eficaz en la fase descamativa“, explica la pediatra.
Atención a los lunares
Algunas personas tienen tendencia a presentar lunares, a veces esta característica es de tipo familiar, en general suelen aparecer antes de los 20 años. Pueden presentarse en cualquier parte del cuerpo, solos o en grupo. Van creciendo poco a poco y su color es marrón debido a un pigmento de la piel, que nos protege de la radiación solar, llamado melanina.
Debido a la exposición solar durante la infancia estos lunares pueden aumentar de tamaño, número o variar el color de la pigmentación. “Para evitar que se malignicen debemos evitar la exposición solar excesiva y usar cremas con factor de protección solar superior a 15. Los lunares que están desde el nacimiento con un tamaño superior a 10 cm. deben de ser revisados por un dermatólogo al menos 1 vez al año o si presentan un cambio de su morfología”, indica Dra Matilde Riquelme. Los signos sospechosos son: Asimetría, Bordes irregulares, Coloración heterogéneo, Diámetro mayor de 6 mm y Elevación de su superficie (ABCDE)
Cómo protegerse del sol
La fotoprotección es un conjunto de medidas encaminadas a evitar el daño que produce la exposición solar en nuestra piel. Se basa en tres pilares:
– CON MÉTODOS FÍSICOS. La ropa es un método sencillo y eficaz, debe de ser de fibras naturales (algodón, seda) y de color oscuro. El uso de camisetas tupidas es muy útil, así como los sobreros o gorras. Los niños deben usar gafas en condiciones intensas de radiación solar (mar, montaña) que estén homologadas y filtren los rayos UVA.
– CON MÉTODOS QUÍMICOS. Son preparados que asocian diferentes tipos de filtros solubilizados o dispersados en un excipiente. ¿Cuál usar? Los fotoprotectores químicos u orgánicos absorben la energía transportada por los fotones de las radiaciones UV. Estos filtros en general son incoloros y cosméticamente muy aceptables. Los fotoprotectores físicos o las pantallas minerales, son polvos inertes de origen mineral que actúan como barrera física. Protegen en menor medida que los anteriores de las radiaciones ultravioletas. Se consideran muy seguros, son fotoestables y no penetran en la piel. Su inconveniente principal es la baja cosmeticidad puesto que forman una película opaca en la piel, a veces pueden ser oclusivos produciendo sudamina o foliculitis. Los filtros biológicos son sustancias naturales de distintos orígenes que actúan captando radicales libres. Los más utilizados son la vitamina C y E así como ciertas aguas termales que contienen antioxidantes. Estos filtros se utilizan combinados con los anteriores.
– CON MEDIDAS DE PROTECCIÓN
Evitar la exposición solar en las horas de máxima radiación (12 a 17h).
No exponer al sol a bebés y niños muy pequeños. También se recomienda limitar las exposiciones solares en niños por debajo de los 3 años de edad. No se recomienda la aplicación de fotoprotectores en niños menores de 6 meses evitando así la hipotética toxicidad secundaria a la mayor absorción de la piel del bebé.
Utilizar cremas con factores de protección superior a 15. Aplicarlos cada 2 a 3 horas y después de cada baño.
Utilizar gorra y camiseta.
Desconfiar del tiempo nublado y del viento y cuidado con los reflejos solares (nieve, agua y arena)
No exponer al sol al niño tras aplicarle colonia o si están tomando medicamentos fotosensibilizantes (consultarlo con el pediatra).
Darles agua con frecuencia.
Enseñar con el ejemplo. Si queremos que los niños aprendan a protegerse del sol, nosotros los adultos somos el mejor ejemplo.
SENSIBILIDAD AL SOL SEGÚN EL TIPO DE PIEL
Tipo |
– Características piel |
– Antecedentes de quemaduras solares |
I |
Pelirrojo, pecas |
Siempre se quema, no se broncea |
II |
Piel clara, pelo rubio, ojos azules |
Normalmente se quema, se broncea poco |
III |
Blanco de piel más oscura |
A veces se quema, bronceado marrón claro |
IV |
Tipo mediterráneo |
Raramente se quema, siempre se broncea |
V |
Blanco de oriente medio, mexicano |
Casi no se quema, bronceado marrón oscuro |
VI |
Raza negra |
Nunca se quema, pigmentación negra |
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