Existe la costumbre de separar a los mellizos y gemelos cuando llegan al colegio, argumentando que favorece el desarrollo de su identidad. Sin embargo, no hay estudios que respalden esta teoría, sino todo lo contrario: separarlos a los tres años, cuando son tan pequeños, es perjudicial para su salud emocional.
A los tres años, los mellizos y gemelos sufren una separación forzosa en la escuela: cada hermano se ubica en una clase diferente y solo se juntan cuando salen al recreo. Así lo dictan las normas de los colegios en España. No hay opción para elegir. Esto ha motivado quejas de los padres e incluso alguna denuncia favorable a los progenitores: un juez ha dado la razón a unos padres de Badajoz en su lucha por lograr que sus mellizos asistieran a la misma clase. “Y hay una familia más que va a empezar otro juicio”, señala Coks Feenstra, psicóloga infantil especializada en múltiples y autora del libro El Gran Libro de los Gemelos, que lleva más de 20 años asesorando a familias en este ámbito. Según señala, no existen estudios científicos que demuestren que la separación favorece el desarrollo de su identidad. Al contrario, “lo que los estudios demuestran y lo que coincide con mi experiencia de más de 20 años, es que al separarlos sufren problemas emocionales como tristeza, ansiedad, soledad y un retroceso en su desarrollo”, advierte.
Qué dicen los estudios
Existe la costumbre de separar a los mellizos y gemelos cuando llegan al colegio, argumentando que favorece el desarrollo de su identidad. No existen estudios que demuestren o constaten argumentos en los que de forma general la separación en distintas clases de los múltiples sea beneficiosa. Sin embargo, sí existen investigaciones que observan efectos negativos en la separación. Uno de los trabajos más amplios es el de Lucy A. Tully y colegas, del Instituto de Psiquiatría King’s College, en London (Reino Unido): siguieron la evolución de 878 parejas de gemelos con edades comprendidas entre los cinco y los siete años y los dividieron en tres grupos: un grupo de gemelos al que pusieron juntos en clase (61%), un grupo que se separó a los cinco años, y otro grupo que fue separado a los siete años. Los resultados del estudio fueron sorprendentes: el grupo que se separó a los cinco años mostraba más problemas conductuales y emocionales (retraimiento, miedos, inseguridad y tristeza), y tenía más problemas de aprendizaje que el grupo que no se separó; el grupo que se separó a los siete años también mostró problemas conductuales y emocionales. Algo que confirma Feenstra: “A nivel intelectual también hay secuelas: los gemelos separados aprenden con más dificultad y más tarde a leer que los que están juntos. No es extraño: el cerebro necesita un entorno seguro para trabajar con todo su potencial”. La situación no es irreversible, ya que al unirse todo vuelve a la normalidad: “Hemos visto que los problemas desaparecen en cuanto les ponen juntos”, remarca Coks Feenstra.
Una decisión de los padres
La solución, según esta especialista, pasa por tener en cuenta la opinión de los padres. “Son ellos los que conocen bien a sus hijos y saben lo que les conviene. La mayoría de los padres optan por un comienzo juntos, pero también los hay que prefieren que vayan separados”, apunta. ¿Deben estar siempre juntos? “A medida que los gemelos van creciendo y madurando, suele ser más beneficiosos optar por clases separadas. Pero con 3 años son muy pequeños para separarlos, hay más beneficios manteniéndolos juntos”, aclara. También hay que señalar que en determinados casos se aconseja la separación, como por ejemplo “una mala relación entre los dos, una dominancia de uno sobre el otro o un nivel de rendimiento escolar muy dispar entre ambos”, aclara la psicóloga infantil.
La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid ha recomendado este curso a los colegios que se tenga en cuenta la opinión de los padres a la hora de escolarizar juntos o separados a sus hijos. Esto quiere decir que algo ha comenzado a cambiar en España. Aunque, según denuncia la psicóloga, “hay colegios que siguen aplicando sus propias normas y se niegan a ponerles juntos y en septiembre de este año se ha visto nuevamente un aumento de casos de padres cuyas peticiones han sido denegadas”. El tiempo dirá si se aplica o no.