La terapia visual ayuda a mejorar algunas habilidades visuales que suelen interferir en el rendimiento escolar del los niños. La mala ortografía, los problemas al copiar o memorizar un texto o la lentitud al leer pueden estar relacionados con un problema de la función visual.
Leer con lentitud o señalando sobre el libro con el dedo para no salirse del renglón, dificultades a la hora de copiar un texto o incluso tener mala ortografía, pueden estar relacionados con un problema en las habilidades visuales del niño. No hablamos de miopía, estrabismo o hipermetropía, que son los problemas de visión más conocidos, sino de pequeños defectos en las habilidades visuales que suelen pasar desapercibidos pero que interfieren en el rendimiento escolar. “Empezaremos citando los problemas de eficacia visual y seguidamente los problemas de percepción en los que el sistema visual está profundamente involucrado”, señala Elena Santolaria Sanz, optometrista del Hospital Vithas Nisa Rey Don Jaime. Algunas de estas funciones son la coordinación ojo–mano, necesaria para una escritura eficiente y sin esfuerzo; o la capacidad de enfocar para ver bien de cerca, que se relaciona con la capacidad de mantener la atención. Cuando estas funciones tienen bajo rendimiento se suele aplicar terapia visual.
Terapia visual o rehabilitación visual
“La terapia visual o rehabilitación visual es un entrenamiento visual basado en una secuencia de actividades o programa específico de ejercicios individualmente prescritos y monitorizados por un óptico–optometrista, para potenciar al máximo las habilidades del sistema visual y mejorar el rendimiento escolar”, explica la optometrista. Está basada en la repetición de determinados ejercicios, además de utilizar lentes, prismas, oclusores, filtros, instrumentos específicos y programas informáticos.
Ejercicio de terapia visual
1. Tapar un ojo y seguir el movimiento del palo con el otro ojo: mover el palo de derecha a izquierda y acercándolo/alejándolo hacia uno mismo. 2. Destapar el ojo y seguir el movimiento del palo con los dos ojos: mover el palo en horizontal y acercándolo/alejándolo.
Examen a la vista
El optometrista valorará las distintas funciones de la vista del niño antes de aplicar la terapia personalizada. Entre ellas se encuentran la habilidades visuo–perceptuales. El resultado de todas estas habilidades podría estar relacionado con un bajo rendimiento de su visión binocular entre otros factores.
1. Discriminación visual. La habilidad del niño para encontrar o determinar exactamente las características distintivas entre figuras con formas similares.
2. Memoria visual. La capacidad del niño para recordar de forma inmediata (después de 4-5 segundos) todas las características de una figura con un formato determinado y encontrarla entre una serie de figuras con formas similares.
3. Relación espacial. La habilidad del niño para determinar, entre cinco figuras de idéntica configuración, la única que se encuentra en una dirección u orientación diferente a las otras figuras.
4. Constancia de la forma. La habilidad para ver y encontrar una figura determinada aunque esta sea de diferente tamaño, rotada, invertida y/o escondida entre otras formas.
5. Memoria secuencial. La capacidad del niño para recordar de forma inmediata (después de 4-5 segundos) el orden de una serie de figuras entre otras 4 series de figuras separadas.
6. Figura-fondo. La habilidad del niño para percibir una figura visualmente y encontrarla seguidamente cuando está escondida en un fondo determinado.
7. Figura incompleta o cierre. La habilidad del niño para determinar entre cuatro figuras incompletas la única que es idéntica a un estímulo presentado (figura completa).
Consejos para que descanse la vista
Para disminuir el estrés en visión próxima la especialista recomienda seguir estos consejos:
– Trabajar con el ordenado o leer libros: la distancia de trabajo de cerca debe ser la distancia del codo al puño.
– La utilización de un atril facilita el confort para la lectura y estudio. No para escribir o pintar.
– Postura del cuerpo al trabajar de cerca: espalda recta apoyada en respaldo, piernas abiertas ligeramente con ángulo de 45º entre sí, pies apoyados y rodillas formando ángulo de 90º a 100º.
– Iluminación ambiental y flexo al lado contrario de su mano dominante para evitar sombras.
– Realizar descansos breves cada 30–40 minutos de trabajo, cambiando fijación cerca/lejos.
Dislexia y terapia visual
La dislexia es un problema que cursa con dificultad en la lectura y, por tanto, también puede afectar la comprensión lectora, las matemáticas, la ortografía y la escritur. “La dislexia es un problema con el lenguaje, no con la visión”, apunta Elena Santolaria Sanz, optometrista del Hospital Vithas Nisa Rey Don Jaime. Por tanto, el niño con dislexia debe ser evaluado por un equipo multidisciplinar que suele estar formado por psicólogos, neuropsicólogos infantiles, psicopedagogos y logopedas. “Los optometristas solamente intervenimos en los casos de que además del problema exista un componente visual, por ejemplo, la necesidad de usar gafa para ver bien, un problema de motilidad ocular, de acomodación o de vergencias (movimiento conjugado de ambos ojos que se mueven de forma sincronizada en direcciones opuestas). En estos casos particulares la terapia visual complementa el tratamiento mejorando las habilidades visuales del paciente”, dice la especialista.