La incidencia real de TDA/TDAH es de 4-5%, es decir, de un niño por aula, y actualmente es uno de los motivos principales para llevar a cabo una valoración neuropediátrica, junto con las epilepsias, el retraso psicomotor y las cefaleas.
El trastorno por déficit de atención (TDA) o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) predomina en varones y es la causa más frecuente de fracaso escolar y de desajuste social. El TDA y el TDAH son trastornos con probable base orgánica y con factores genéticos y ambientales asociados. Se manifiestan con hiperactividad, impulsividad, déficit de atención sostenida y, frecuentemente, con otros síntomas asociados.
La incidencia real de TDA/TDAH es de 4-5%, es decir, de un niño por aula, y actualmente es uno de los motivos principales para llevar a cabo una valoración neuropediátrica, junto con las epilepsias, el retraso psicomotor y las cefaleas.
El trastorno por déficit de atención (TDA) o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) predomina en varones y es la causa más frecuente de fracaso escolar y de desajuste social. El TDA y el TDAH son trastornos con probable base orgánica y con factores genéticos y ambientales asociados. Se manifiestan con hiperactividad, impulsividad, déficit de atención sostenida y, frecuentemente, con otros síntomas asociados.
El electroencefalograma, los estudios neurorradiológicos, los potenciales evocados, u otros, no tienen ningún valor diagnóstico, pronóstico ni terapéutico en estos trastornos, y su realización suele traducir ignorancia por parte del médico, o un interés exclusivamente económico. Estos u otros estudios solo se justifican formando parte de ensayos prospectivos aprobados por Comités de Etica en Investigación Clínica.
Tratamiento del TDA/TDAH
El tratamiento del niño con TDA/TDAH es necesariamente multiprofesional, con la colaboración de la familia, los profesores, los psicólogos, el pedíatra y el neuropedíatra o el paidopsiquíatra. Los objetivos del tratamiento son reducir los síntomas del trastorno, mitigar o suprimir los síntomas asociados (ansiedad, depresión, trastorno de la conducta), mejorar las consecuencias del trastorno (en aprendizajes escolares, lenguaje, escritura, actitud, relación social, etc.) y educar al niño y a su entorno en esta problemática, mediante información oral y escrita.
Algunos niños mejoran paulatinamente cuando reciben apoyos psicopedagógicos en el colegio y/o extraescolares y con técnicas de estudio, pero otros niños solo mejoran sensiblemente cuando reciben, además, un apoyo farmacológico. Actualmente se puede optar por dos fármacos: metilfenidato o por atomoxetina
Fuente: medicosypacientes.com