La LACTANCIA protege al bebé de la contaminación ambiental

La lactancia materna protege al bebé frente a la contaminación al menos durante los cuatro primeros meses de vida. Lo dice un estudio reciente llevado a cabo en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Aitana Lertxundi es la autora principal del estudio que tiene el objetivo de evaluar cómo afecta a la salud la exposición a la contaminación ambiental durante el embarazo, así como el papel de la dieta en el desarrollo físico y neuroconductal en la infancia.

La lactancia materna protege al bebé frente a la contaminación al menos durante los cuatro primeros meses de vida. Lo dice un estudio reciente llevado a cabo en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Aitana Lertxundi es la autora principal del estudio que tiene el objetivo de evaluar cómo afecta a la salud la exposición a la contaminación ambiental durante el embarazo, así como el papel de la dieta en el desarrollo físico y neuroconductal en la infancia. Por primera vez se ha realizado una evaluación sostenida en el tiempo –el trabajo comenzó en 2006– y reciente sobre la incidencia de las partículas contaminantes (PM2.5) en el desarrollo de la capacidad motora y del dióxido de nitrógeno (NO2) en el desarrollo mental desde la fase prenatal hasta los 15 meses del bebé. En el estudio se hizo un seguimiento de las madres desde que estaban embarazadas y que continúa en la actualidad, cuando las niñas y niños tienen ya ocho años. Hasta ahora han analizado las muestras tomadas a 638 mujeres embarazadas y sus bebés cuando tenían 15 meses de vida. Son habitantes de los valles del Goierri-Alto y Medio Urola, zona de Gipuzkoa donde se entremezclan la actividad industrial (11 industrias siderometalúrgicas), la actividad rural, zonas residenciales y el paso de la carretera Nacional.
El análisis de los datos muestra que ni las partículas PM2.5 ni el NO2 tienen un efecto nocivo en aquellos bebés amamantados con leche materna por lo menos durante los cuatro primeros meses de vida. Hay que tener en cuenta que las partículas PM2.5 miden menos de 2.5 micras, es decir, son cuatro veces más delgadas que un cabello y se mantienen en suspensión en el aire. Al ser tan pequeñas penetran con facilidad en el cuerpo, y al pesar tan poco se expanden sin dificultad por el aire y se alejan desde el foco inicial de emisión. Según los resultados, la lactancia desempeña un papel protector ante esos dos contaminantes atmosféricos.
Este estudio, dirigido por Jesús Ibarluzea del Dpto. de Sanidad del Gobierno Vasco, se enmarca en el Proyecto INMA (Infancia y Medio ambiente), cuyo director es Jordi Sunyer, director científico adjunto e investigador del CREAL