La investigación se ha basado en los datos de diecisiete estudios anteriores realizados en seis países y en los que han participado 182.836 niños y adolescentes de entre 3 y 17 años. Se han analizado datos de Estados Unidos, Canadá, Finlandia, Australia, Nueva Zelanda y Japón. Los investigadores han definido como comida familiar aquella en que los hijos comparten mesa por lo menos con uno de sus padres.
Según los resultados, comer en familia por lo menos tres veces por semana reduce en un 12% el riesgo de que los hijos tengan sobrepeso. Los adolescentes que comen cinco veces en semana con sus padres tienen un 35 % menos riesgo de padecer bulimia (darse atracones de comida para luego vomitar) o de que se pongan a dieta sin control médico.
La investigación se ha basado en los datos de diecisiete estudios anteriores realizados en seis países y en los que han participado 182.836 niños y adolescentes de entre 3 y 17 años. Se han analizado datos de Estados Unidos, Canadá, Finlandia, Australia, Nueva Zelanda y Japón. Los investigadores han definido como comida familiar aquella en que los hijos comparten mesa por lo menos con uno de sus padres.
Según los resultados, comer en familia por lo menos tres veces por semana reduce en un 12% el riesgo de que los hijos tengan sobrepeso. Los adolescentes que comen cinco veces en semana con sus padres tienen un 35 % menos riesgo de padecer bulimia (darse atracones de comida para luego vomitar) o de que se pongan a dieta sin control médico.
La razones pueden ser que cuando los padres preparan comida para la familia en casa, suelen ser platos más saludables. Además, cuando los padres comen con sus hijos, tienen ocasión de hablar con ellos y enseñarles a comer de manera sana. Y sobre todo, tienen ocasión de detectar rápido cualquier indicio de trastorno alimentario o conducta inadecuada y abordarlo antes de que se convierta en un problema.