Comer de bufé y no engordar

Comer de bufé se ha convertido en algo habitual y cómodo. Pero tiene un inconveniente: se ingieren demasiados alimentos y se engorda. Existen trucos para limitar la ingesta y controlar la gula cuando tenemos al alcance tanta variedad de comida.

El orden en que se presentan los alimentos influye mucho a la hora de comer más o menos cantidad. Un estudio realizado por el psicólogo Brian Wansink del Food and Brand Lab de la Universidad de Cornell (Nueva York), un prestigioso centro especializado en la psicología de la alimentación, comprobó que más del 75 % de los comensales del bufé se sirvió la comida que pasó en primer lugar por sus ojos; les daba lo mismo comer fruta de primer plato o patatas fritas. Lo cual quiere decir que si primero pasamos por la zona de las patatas fritas, los platos de pasta y salsas, o los dulces, comeremos inevitablemente de ellos. Además, el hecho de ver tanta comida a nuestro alcance estimula el apetito y el deseo de probarlo todo. Según apunta Carmen Escalada, nutricionista clínica del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), “cuando se come de bufé se acaban ingiriendo cantidades de comida muy superiores a las que necesitamos y engordamos entre 0,5 y 1,5 kg por semana de bufé”.



¿Por dónde empezar en el bufé?
1. Los expertos en nutrición recomiendan comenzar por la zona de las ensaladas y las verduras:
ensaladas, gazpachos, cremas o purés, menestra, salteados…; y también por la zona de las frutas (puede consumirse al principio de la comida en vez la última).
2. Una vez que hayamos terminado el primer plato, hay que dirigirse a la zona de los alimentos con más proteínas: carne, pescado, huevos. “Hay que evitar los fritos, rebozados y empanados, el azúcar, el alcohol y no abusar de salsas”, aconseja la nutricionista Carmen Escalada. Si se opta por comer un plato combinado, hay que tener en cuenta que la forma saludable de componerlo es servirse la mitad del plato de verduras, y en la otra mitad, el 50% deben ser hidratos de carbono (pasta, arroz, patata) y el otro 50% proteínas (carne, pescado, huevo).
3. Visitar la zona de la fruta y obviar la de las tartas, pasteles y helados.
Elegir fruta, yogur e infusiones de postre. Si se cae en la tentación de comer un pastel, hay que compensar en la siguiente comida. De lo que se trata es de no tomar pasteles de forma habitual como postre.

Trucos para comer menos
No te sirvas toda la comida de una vez (primero, segundo y postre). Es mejor llevar a la mesa el primero, comerlo con tranquilidad (la comida no se va a acabar), disfrutando cada bocado, y una vez terminado, levantarte a por el segundo. Además, sigue estos consejos:
– Utiliza platos pequeños para servirte los alimentos más calóricos (asados, patatas, etc.).
No comer hasta estar totalmente saciado. Si consigues implantar este hábito en tu rutina diaria evitarás subir de peso o incluso bajar. El truco reside en
quedarse con la sensación de que aún podemos comer más, pero sin hambre.
– Prepara combinaciones saciantes: ensalada de apio o canónigos, nueces y manzana; ensalada de legumbre; verduras salteadas con salsa de soja: brócoli, brotes de soja, endivias, zanahoria, cebolla, calabacín, berenjena y sésamo.
– Elige alimentos bajos en calorías: huevos duros, soja a la plancha, surimi o palitos de cangrejo, jamón york o fiambre de pavo, encurtidos (cebolleta, pepinillo o berenjena), atún en conserva bien escurrido, mejillones o almejas al vapor, berberechos al natural, gambas cocidas o a la plancha, pulpo con pimentón, pescado a la plancha.
Comer despacio y degustar los platos, apunta Rubén Bravo de IMEO.
Compensar con una cena ligera y saludable rica en verduras.

Personas adictas al bufé
Hay personas que visitan con frecuencia el bufé y que deberían restringirlo a una vez a la semana, recomienda Rubén Bravo, de IMEO. Este experto destaca los siguientes perfiles:
– Culturistas: necesitan ingerir mucha cantidad tanto de carbohidratos como de proteínas, y estos restaurantes ofrecen ambas opciones a un precio muy razonable y en cantidades ilimitadas.
– Personas con bulimia: ya lo hacían los romanos, vomitar para seguir comiendo, en este caso potencia este grave y peligroso trastorno de la alimentación.
– Personas con obesidad de clase humilde: muchas personas obesas paceden adicción hacia ciertos alimentos, todos ellos abundantes en los buffets. Este pérfil de personas puede disfrutar comiendo infinidad de platos, en la cantidad que quieran y a un precio muy asequible.