Parto de emergencia

Ponerse de parto y no llegar a tiempo al centro sanitario para que un médico atienda el parto es una situación poco frecuente, aunque no imposible. Suele ocurrir con más frecuencia en las mujeres que ya han tenido varios hijos anteriormente o entre las que previamente han tenido partos muy rápidos. ¿Qué hacer si te ocurre?

El parto de emergencia es aquel que se realiza sin la ayuda de asistencia médica profesional. “Es más frecuente en las mujeres que ya han tenido partos rápidos con anterioridad, que han tenido varios partos previos o bien en mujeres que han iniciado de forma prematura el parto (antes de la semana 37 de gestación)”, explica la  Dra. Ana Sandra Hernández, ginecóloga en el Institut Clínic de Ginecologia, Obstetricia y Neonatología del Hospital Clínic de Barcelona. Si vives lejos del hospital, has de prestar mucha atención a los signos del parto para ponerte en camino nada más detectarlos: cuando notes contracciones regulares y dolorosas, cada 5–10 minutos durante una hora; si “rompes aguas” (notarás una sensación repentina de humedad, como si tuvieras un escape de orina); o si tienes una hemorragia o sangrado vaginal

¿Qué hacer si no llegas a tiempo al hospital para dar a luz?
Si el parto es inminente y ves que no llegas al hospital, lo mejor es que respires hondo y mantengas la calma. Además, toma nota de las siguientes recomendaciones:

– Llamar a emergencias. Si se dispones de un teléfono, llama al servicio de emergencias local (en la mayoría de las comunidades funciona el 112).

– Posición de la madre. La madre debe colocarse en un espacio amplio y con una temperatura cálida. Si hay tiempo se puede higienizar la zona perineal (toda la zona genital) con agua y jabón. Cualquier prenda que sea ajustada o incómoda hay que retirarla. “La posición preferible para asistir al  parto es con la madre acostada, boca arriba, en una posición cómoda. Siempre que sea posible se colocará una toalla o manta por debajo de la cadera. Las piernas se han de mantener separadas para facilitar la salida del bebé y ha de estar con las rodillas dobladas”, recomienda la ginecóloga.

– Expulsión del bebé. En todo momento se intentará tranquilizar a la madre y será muy importante tratar de mantener la calma. Durante las contracciones la madre debe respirar despacio y profundamente, y sujetar los muslos con las manos desde la parte externa para ayudar con los pujos. No debe cruzar las piernas ni impedir la salida de la cabeza del bebe y mucho menos empujarla hacia dentro. Una vez que salga la cabeza, hay que sostenerla con ambas manos y esperar que gire espontáneamente hacia un lado. “Si el bebe tuviera el cordón enrollado a nivel del cuello, se cogerá éste con el dedo índice y se pasará sobre la cabeza del bebe.  Si no se consigue, se debe dejar el cordón y continuar tratando de sacar el resto del cuerpo”, advierte la ginecóloga Ana Sandra Hernández. Una vez ha salido la cabeza, el resto del cuerpo suele salir con facilidad. Si el bebe no respira, se recomienda estimularlo frotándole suavemente la espalda.

– Qué hacer con el cordón. Una vez que ha salido el niño, queda unido con la madre a través del cordón umbilical, es muy importante no tirar de él ni cortarlo. Lo mejor es anudarlo con una hebra de lana o incluso con los cordones de los zapatos. Se anudará a 10 cm del ombligo, con un nudo firme. No se debe utilizar hilo, ya que cortaría el cordón. Bajo ningún concepto debe tirarse de él, ya que esto podría provocar un desprendimiento de la placenta con la consiguiente hemorragia.

– Envolver al niño. Secar y envolver al niño en toallas secas cubriéndole la cabeza (no la cara) para mantenerlo caliente y colocarlo sobre el pecho de la madre, en contacto piel con piel (asegurándose de no tirar del cordón umbilical). Se recomienda amamantar al bebé para estimular las contracciones y facilitar la expulsión de la placenta.  

– Expulsar la placenta. Los masajes en el abdomen de la madre favorecen la expulsión de la placenta y una vez expulsada ésta puede proseguirse con el masaje para evitar un sangrado mayor de la madre. “Una vez expulsada la placenta, se debe mantener a una altura superior al nivel del  bebé. Es preferible anudar el cordón antes que cortarlo y no hay peligro si el bebé continúa pegado a la placenta”, aconseja la ginecóloga. También es muy importante mantener a la madre y al recién nacido calientes, si no se dispone de sábanas, toallas ni mantas se puede utilizar papel de periódico.