Las mujeres se deprimen el doble que los hombres y también sufren más la depresión grave. El cerebro de la mujer es más vulnerable al estrés, que sostenido en el tiempo, produce depresión. A esto hay que sumar los factores sociales estresantes asociados al género.
Las mujeres se deprimen el doble que los hombres. Además, la depresión es la primera causa de discapacidad en las mujeres entre los 18 y 44 años de edad, señala la OMS. Justo la franja de edad en la que la mujer pasa por su periodo fértil. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2021, la prevalencia de la depresión en mujeres duplica a la de hombres: 7,1% frente a 3,5%; y los casos de depresión grave en mujeres triplican a los que se dan en hombres: por cada caso grave en hombres hay 3,5 que son mujeres.
“La depresión en la mujer va asociada a la edad fértil. De hecho, los episodios depresivos empiezan con la aparición de la menstruación y los momentos de mayor riesgo son el postparto, la gestación y la perimenopausia (de 37 a 55 años)”, apunta la doctora Marina Díaz Marsá, jefe de Sección de Psiquiatría del Hospital Clínico San Carlos y Presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid.
Diferencias de género
Distintos estudios del cerebro humano realizados con resonancia magnética y datos post mórtem revelan pocas diferencias entre el sexo masculino y el femenino. Entonces, ¿qué marca la diferencia? “A nivel biológico, parece que las estructuras cerebrales de la mujer se ven más afectadas por la exposición al estrés y las fluctuaciones de los niveles hormonales van a condicionar la presentación de la depresión”, aclara la doctora Marina Díaz.
A esto se suman los factores sociales estresantes asociados al género, como son el papel maternal, las exigencias culturales relacionadas con el cuerpo y la belleza, el rol profesional, la discriminación laboral, etc., y factores vinculados a diferentes etapas vitales más frecuentes en las mujeres como los abusos sexuales, estrés por infertilidad, violencia de género o síndrome del nido vacío, entre otros, sin olvidar los factores estresantes personales. “La depresión se caracteriza por la interacción entre la vulnerabilidad genética y los factores ambientales”, aclara la experta.
Etapas de mayor vulnerabilidad
Se ha observado un aumento de la depresión en los periodos de fluctuaciones endocrino-hormonales o cambios bruscos estrogénicos como la pubertad, el postparto y la perimenopausia.
– Trastorno Disfórico Premenstrual, es la forma severa del síndrome premenstrual. Afecta del 3% al 8% de las mujeres. “Se ha observado que aparece más en las mujeres con depresión, TAG (trastorno de ansiedad generalizada) y mayor estrés percibido”, apunta doctora Marina Díaz. Los síntomas deben ocurrir en tres ciclos menstruales consecutivos, han de aparecer entre una y dos semanas antes del inicio del periodo y desaparecer dentro de los 4 días posteriores al inicio de la menstruación, causando un deterioro significativo: depresión grave, irritabilidad y tensión antes de la menstruación
– Embarazo. Del 10% al 16% de las mujeres padecen una depresión durante el embarazo y los síntomas depresivos ocurren con mayor frecuencia durante el primer o tercer trimestre. Suele estar infradiagnosticada e infratratada, ya que los signos típicos de depresión (trastornos del sueño, cambios en el apetito, fatiga, disminución de la libido) a menudo son difíciles de distinguirse de los cambios fisiológicos normales del embarazo.
Puede causar parto pretérmino, bajo peso al nacer y bajas puntuaciones en el test de Apgar. Los niños de mujeres que han presentado depresión son más propensos a presentar problemas de comportamiento, alteraciones cognitivas y motoras en la infancia.
– Postparto. La depresión postparto aparece en menos del 10% de las mujeres en las primeras semanas tras el parto. “La depresión puerperal (postparto) es grave y existe riesgo de suicidio”, advierte la psiquiatra. No debe confundirse con el “Blues Postparto” que ocurre en los primeros días tras el parto y afecta a más del 80% de las mujeres.
Existen unos factores de riesgo para este tipo de depresión postparto: haber tenido episodios depresivos previos, ser mujer joven y tener un bajo nivel educativo. Puede originar consecuencias negativas en el recién nacido ya que afecta al apego y a la relación madre-hijo.
– Perimenopausia (de 40 a 55 años). La presencia de síntomas depresivos es mayor en la perimenopausia (entre el 45% y el 70% de las mujeres). La mayor parte de las que experimentan un episodio depresivo en esta etapa tienen una historia personal previa de depresión.
“Es un período donde las mujeres somos más sensibles al estrés: existe mayor demanda laboral, puede haber acoso, es el momento de las separaciones, estamos muy preocupadas por la dieta… Es el período de mayor riesgo de depresión”, afirma la psiquiatra Díaz Marsá.
Tratamiento personalizado
Los expertos reunidos en Sitges, en el XX Seminario Lundbeck, coinciden al destacar la necesidad de introducir la perspectiva de género en el abordaje de la depresión.
Los niveles de estrógenos son muy fluctuantes a lo largo del ciclo vital femenino y pueden condicionar la respuesta a los fármacos antidepresivos. Algunos estudios sugieren que la perimenopausia y la menopausia, el ciclo menstrual o el uso de anticonceptivos, pueden influir en la respuesta al tratamiento. “La manera de enfermar y las condiciones que precipitan la depresión son diferentes en hombres y mujeres. Por tanto, el abordaje tanto preventivo como el de tratamiento, debería ser más individualizado para conseguir mayores garantías de éxito”, afirma la doctora Verónica Olmo Dorado, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria en el Centro de Salud Torreblanca (Sevilla) y miembro del Grupo de Trabajo de Salud Mental SEMERGEN.
Combinar tratamiento farmacológico con intervenciones no farmacológicas mejora los resultados en estas pacientes. Es muy importante potenciar hábitos de vida saludable: mejorar el sueño y la alimentación, practicar ejercicio físico, animar a realizar actividades placenteras y desarrollar la red social.
06/06/2022