Bronquiolitis: “le cuesta respirar”

Medidas para tratarla en casa y aliviar al bebé

La bronquiolitis es una infección que produce inflamación en los bronquiolos (parte más fina de los bronquios), lo que hace que el bebé tenga tos y dificultad para respirar. Se recomienda acudir al pediatra en cuanto aparezcan los primeros síntomas: mucosidad en la nariz, algo de tos, décimas de fiebre y disminución del apetito. Existe una serie de medidas que debes aplicar en casa para que el niño mejore.

La bronquiolitis es la causa más importante de enfermedad de las vías respiratorias bajas y de hospitalización en niños menores de dos años. La infección está producida principalmente por el Virus Respiratorio Sincitial (VRS) y puede aparecer en cualquier época del año aunque es más frecuente en los meses de invierno (de noviembre a marzo) y comienzo de la primavera. Los lactantes menores de tres meses son los que tienen más riesgo de ser hospitalizados y, entre ellos, los prematuros, posiblemente porque sus bronquios todavía no están bien desarrollados. Otros factores de riesgo son la exposición al humo del tabaco, la ausencia de lactancia materna y el tener otras enfermedades como por ejemplo las que afectan al corazón, a los pulmones o al sistema inmunológico.
La bronquiolitis se contagia a través del contacto con saliva o moco y de las manos: los gérmenes se diseminan con facilidad a través de las gotas de saliva que se expulsan cuando la persona estornuda, tose o ríe; también pueden quedar sobre los objetos que la persona ha tocado, como pañuelos usados o juguetes. “Los adultos y los niños mayores pueden contagiarse con estos virus, pero presentan únicamente síntomas muy leves, como los de un catarro común, sin embargo, son muy contagiosos para los pequeños”, aclara el Dr. Javier Korta Murua, responsable de Neumología Infantil en el Hospital Universitario Donostia, en San Sebastián.

Síntomas de la bronquiolitis
La enfermedad suele comenzar con mucosidad de la nariz, lo que produce obstrucción de la misma, algo de tos, décimas de fiebre y disminución del apetito. En alguna ocasiones, estos síntomas suelen mantenerse entre uno y cuatro días y poco a poco se va produciendo una mejoría. Pero, a veces, la tos se hace más fuerte y el niño comienza a tener dificultad para respirar. “Esto se nota porque cuando respira se le marcan las costillas y el abdomen le sube y le baja de manera exagerada, y se ensanchan las fosas nasales”, puntualiza el Dr. Javier Korta. Además se puede escuchar una respiración ruidosa, como en forma de silbido, o bien  un sonido más grave o de burbujeo (el que produce el aire al pasar por una zona con mucosidad). El niño se muestra irritable, le cuesta conciliar el sueño y vomita con facilidad. “Cuando comience con los primeros síntomas, conviene consultar con el pediatra, pero sin prisa ni agobios”, indica el neumólogo. La evolución suele ser relativamente lenta y son necesarias buenas dosis de paciencia. La enfermedad suele durar entre 7-10 días, pero a veces puede ser más. Incluso, en ocasiones, suele quedar una tos residual que puede durar más tiempo. “Parece que algunos niños que han padecido bronquiolitis, seguramente con cierta predisposición genética, tienen más probabilidades de tener asma cuando son más mayores”, explica el especialista.
Se debe acudir a urgencias si el bebé empeora o se dan algunas de estas circunstancias:

  • Se fatiga mucho con las tomas y apenas come.
  • Respira peor, cada vez más deprisa y se le hunde el pecho o se marcan mucho las costillas. En los más pequeños hay que fijarse si tiene pausas respiratorias (apneas).
  • Está pálido, sudoroso y el color de la piel es amoratado, sobre todo los labios y/o la yemas de los dedos.
  • Se encuentra muy adormilado.
  • Tiene vómitos continuos y no retiene ni los líquidos.
  • Si tiene alguna enfermedad del corazón o fue muy prematuro (menos de 35 semanas de edad gestacional).

 

Medidas para tratar en casa la bronquiolitis
Existen una serie de medidas o consejos que puedes seguir en casa para aliviar al niño con bronquiolitis:
– Debes acostarlo en la cuna boca arriba y semiincorporado (puedes colocar unos libros bajo las patas delanteras de la cuna). Aunque hay pediatras que desaconsejan esta medida porque, al final, el niño rueda hasta los pies de la cama.
– Antes de las tomas, lávale la nariz con suero fisiológico y aspírale los mocos con el fin de desobstruir las fosa nasales, así podrá respirar mejor.
– La temperatura ambiental no debe ser superior a 20 ºC.
– Hay que evitar irritantes ambientales, como el humo del tabaco, o determinados productos de limpieza.
– Asegúrate que toma suficiente líquidos: ofrécele la alimentación en pequeñas cantidades y frecuentemente. Si le das el pecho, dáselo a demanda.
– Vigila posibles signos de empeoramiento o alarma como: dificultad para respirar; aumento de la frecuencia respiratoria (respira más deprisa) y del trabajo respiratorio (se le notan mucho las costillas al respirar); se encuentra muy agitado y no para de llorar ni siquiera cuando lo tomas en brazos; mal color (pálido, amoratado); pausas de apnea (deja de respirar durante unos segundos); rechaza el alimento o vomita. En estos casos acude a urgencias con la mayor brevedad posible.
– Controla su temperatura varias veces al día.
– Procura un ambiente tranquilo: no lo molestes con maniobras bruscas al cogerlo, ponle ropa cómoda y amplia, y evita abrigarlo en exceso.
– Se recomienda que el pediatra controle su evolución de manera periódica y no debe acudir a la guardería hasta la desaparición completa de los síntomas.

Cómo prevenir la bronquiolitis
A algunos lactantes que tienen factores de riesgo se les administra un medicamento, parecido a una vacuna, aunque no lo es, con el fin de evitar la infección o, si la padecen, que sea más leve. “Es un medicamento muy costoso y por ello se indica en lactantes de riesgo elevado, como los prematuros menores de 35 semanas de edad gestacional y/o los que padecen enfermedades del corazón o respiratorias. El pediatra o el neonatólogo es el que indica su administración”, explica Javier Korta Murua.
– Si es posible, no llevar al bebé a la guardería , sobre todo si es muy pequeño  o fue prematuro. Así mismo, intentar evitar el contacto del niño con otros que asistan a guarderías.
– Evitar el contacto con personas enfermas, con síntomas respiratorios, aunque sólo sean resfriados. Si la separación no es posible, se recomienda el uso de mascarilla y lavado de manos siempre antes de coger al niño.
– Si tiene hermanos, deberán lavarse las manos muy bien, con agua y jabón, nada más llegar del colegio o la guardería. Impide que tosan a menos de un metro del pequeño. Y procura que no besuqueen al bebé, especialmente si están resfriados. Deben usar pañuelos desechables (no de tela).
– Evita acudir a sitios con aglomeraciones de gente: autobuses, centros comerciales, fiestas infantiles, etc.
– No se debe fumar nunca delante del niño ni dentro de casa.
– Se recomienda la lactancia materna porque protege al bebé de posibles infecciones. Si estás resfriada puedes seguir dándole el pecho, ya que en ese momento tu organismo produce más anticuerpos que pasan a la leche materna y protegen al bebé; debes lavarte las manos y ponerte una mascarilla cuando le des de mamar.

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