Si tu bebé tiene más de tres episodios al año de pitos o sibilancias, debes seguir unos cuidados especiales, sobre todo si se resfría. Presta mucha atención a estos síntomas: dificultad para respirar o sensación de fatiga o tos a la hora de comer, reír o llorar. Son signos de asma y necesitan tratamiento.
El asma afecta aproximadamente a un 10% de la población infantil de los países desarrollados. En España, según datos del estudio ISAAC (“International Study of Asthma an Allergies in Chilhood”), se ha constatado un aumento de la prevalencia de asma en niños de 6-7 años (de un 6% en 1994 se ha llegado hasta casi un 10% en 2002). “Con respecto a los menores de un año, en el momento actual se prefiere el término de sibilancias recurrentes, (haber presentado más de 3 episodios de pitos o sibilancias) y los trabajos publicados en 2010 y 2011 del EISL (“Estudio Internacional de Sibilancias en Lactantes“) aportan datos que van desde el 18,6% en Bilbao hasta el 11,6 % en Salamanca. De todas formas actualmente sabemos que una parte importante de los niños con sibilancias recurrentes en el primer año de vida no serán futuros asmáticos, pero otros si”, aclara el Dr. Javier Pellegrini, pediatra del Centro de Salud de Pizarrales, en Salamanca, y miembro de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaraia y Atención Primaria (SEPEAP).
Durante las tres últimas décadas el asma ha aumentado. La causa se ha atribuido a múltiples factores, entre otros: cambios en el estilo de vida (estilo de vida característicos de países occidentales), la alimentación, o una mayor contaminación ambiental. “En niños pequeños, donde las infecciones por virus tienen gran importancia para el desarrollo de sibilancias, la asistencia a guarderías ha influido en este aumento. También diversos factores ambientales durante la vida intrauterina y los primeros años de vida se pueden asociar a un riesgo de asma en edades posteriores”, explica el pediatra.
¿Cómo saber si es asmático?
Aunque según el “Tercer Consenso Internacional” sobre asma se podría diagnosticar con esta enfermedad a un lactante con procesos de sibilancias repetidos una vez que se han descartado otras patologías menos frecuentes, hoy los médicos prefieren el diagnóstico de sibilancias recurrentes, ya que saben que muchos de estos bebés que presentan sibilancias no serán verdaderos futuros asmáticos.
Entre los síntomas que pueden orientar al padre a pensar en asma están: si al niño le cuesta respirar; si se oyen ruidos como silbidos al respirar (en muchas ocasiones no se precisa fonendoscopio para oírlos); si se produce un esfuerzo respiratorio en el tórax de forma que se marcan mucho las costillas; o se advierte sensación de fatiga en el lactante o tos a la hora de comer, reír o llorar. “La sensación de opresión torácica que se describe en niños mayores y adultos no es posible describirla en lactantes. Ante cualquiera de estos signos o síntomas se debe acudir al pediatra“, aconseja el especialista.
Para el diagnóstico definitivo de asma son precisas pruebas objetivas como la espirometría cuando la edad del niño lo permita. Aunque muy raras veces se realiza antes de los 6 años de vida. Hasta esa edad el diagnóstico habitual lo hace el pediatra basándose en la sintomatología del bebé.
Tratamiento y cuidados en casa del bebé con asma
Los tratamientos siempre deben ser indicados por el pediatra y se basan en medicación de rescate que actúa de forma inmediata en situaciones de crisis de asma (cuando el niño no puede respirar) y medicación antiinflamatoria de base como tratamiento de fondo del asma para evitar que el niño presente crisis y pueda hacer una vida normal. El tratamiento de rescate es inhalado o nebulizado, mientras que el de base puede ser inhalado, como los corticoides inhalados, y oral. Para la medicación inhalada en el bebé son necesarios dispositivos que conviertan la medicación en aerosol y deben utilizarse cámaras de inhalación. Es totalmente necesario que el personal sanitario (médico o enfermera) instruya a los padres en la utilización de los distintos dispositivos y cámaras de inhalación.
En cuanto a los cuidados en casa para un lactante con sibiliancias, se recomienda:
– Ofrecerle líquidos abundantes y mantenerlo en la posición que mejor respire (puede ser semiincorporado o de lado, se debe probar la postura en la que el bebé esté más cómodo). “La alimentación hay que ofrecerla sin insistir, la que mejor tomen, en ningún momento se contraindica la leche, se debe continuar ofreciendo su alimentación habitual”, aconseja Dr. Javier Pellegrini, pediatra del Centro de Salud de Pizarrales, en Salamanca.
– Los humidificadores no han demostrado su utilidad en estos casos, y podría ser que al aumentar el grado de humedad en las habitaciones hubiera más ácaros o mohos y en niños con antecedentes familiares de alergia pudieran verse influídos en un futuro.
¿Cómo prevenir el asma?
En este momento se conoce bien la relación de las sibilancias recurrentes durante los primeros meses o años de vida con las infecciones víricas, por lo que el Dr. Pellegrini aconseja el retraso de la edad para asistir a la guardería, claro está siempre que la familia se lo pueda permitir.
– Evitar la contaminación ambiental, los irritantes (productos de limpieza como el amoniaco o la lejía), el tabaquismo familiar y sobre todo materno durante la gestación o posterior, así como la humedad en casa, o exceso de sequedad ambiental.
– La lactancia materna alargada, en el momento actual se piensa que interviene sobre todo protegiendo de infecciones víricas, por lo que los niños tendrían menos episodios de sibilancias.
– En cuanto a la presencia de mascotas en la vivienda, “en algunos trabajos parece que el perro puede proteger, pero determinadas aves o conejos/hámster pueden ser un factor de riesgo; con el gato hay estudios de todo tipo, unos dicen que protege y otros que es un riesgo”, explica el pediatra.
– El tipo de alimentación materna también influye: hay estudios que indican que la dieta mediterránea de la madre durante la gestación puede ser beneficioso para prevenir el asma en el hijo, mientras que la comida rápida influiría negativamente.