Cuantos más estímulos lleguen a tu bebé, más información recibirá su cerebro y más conexiones neuronales desarrollará. De ahí que muchos especialistas recomienden programas de estimulación en niños sanos para ayudarles a alcanzar todo su potencial.
Cuando el bebé nace, posee alrededor de 100.000 millones de neuronas en su pequeño cerebro. Cada una de ellas puede conectarse con el resto y, al mismo tiempo, recibir conexiones. Se forma así una compleja red por donde “circula” la información que recibe a través de los sentidos (vista, ojos, tacto, gusto, olfato). Pero para que esas conexiones existan, necesita recibir estímulos de manera continuada. Además, el desarrollo de las mismas tiene lugar sobre todo en los primeros años de vida, de ahí que los niños aprendan con más rapidez que los adultos. Los estímulos los obtiene a través de los sentidos, por eso, todo es estimulación: desde el sonido de un instrumento musical o el canto de un pájaro, a la más tierna caricia o al olor de una rosa. Cuantos más reciba, más información almacenará en su cerebro y más conexiones neuronales desarrollará. De ahí que muchos especialistas recomienden programas de estimulación en niños sanos para ayudarles a alcanzar todo su potencial. “Se puede conseguir que sea más inteligente porque se desarrolla su maduración cerebral de forma mas intensiva y completa que en otro niño que no pase por ese proceso de igual forma, y además en mucho menos tiempo”, explica Carlos Gardeta, director del centro de estimulación Institutos Fay.
Antes de estimularle, ten en cuenta…
Antes de estimularle con juegos o actividades programadas es importante que busques el momento adecuado: cuando el pequeño esté tranquilo y tenga cubiertas sus necesidades de alimentación y sueño. Has de respetar siempre su ritmo, nunca debes forzarle. Ten en cuenta que debe ser un juego, no una imposición, ya que si hace algo a la fuerza lo que le proporcionas son estímulos negativos. Aplaude siempre sus logros, háblale con ternura y quiérele mucho. Esto último es vital para que aprenda mejor, los bebés que se sienten queridos son más hábiles.
Ejercicios para estimular su inteligencia
- Rodar por el suelo como un tronco de árbol en ambas direcciones con los brazos y manos por encima de la cabeza. Objetivo: mejorar el equilibrio en tiempos menores.
- Sentarlo sobre las rodillas, sujetarlo por las manos, y hacerle lentamente “aserrín, aserrán” (hacia delante y hacia atrás muy despacio). Sirve para desarrollar la maduración de las áreas cerebrales responsables de los reflejos prenatales relacionados con la orientación y la supervivencia. Se recomienda llevarlo a cabo cuando el bebé ya se mantiene sentado, nunca se le debe forzar.
- Cepillarle el cuerpo con un cepillo de cerdas muy suaves. Se debe partir siempre con los brochazos desde la columna y en dirección a la punta de los dedos de las manos y de los pies. Conviene realizarlo sobre todo en el área de las extremidades y de la espalda, pero nunca en la cara, el pecho, el abdomen y los genitales. Sirve para que reconozca y perciba mejor su propio cuerpo; al mismo tiempo, se consigue mejorar la movilidad y la coordinación corporal.
- Reptar o gatear, según la edad, 200 metros para estimular la coordinación entre los dos hemisferios cerebrales y también entre las dos mitades del cuerpo (derecha e izquierda)
- Mostrarle palabras en cartulinas con un tamaño de al menos tres centímetros de altura. Han de escribirse grupos de cinco palabras relacionadas entre si (por ejemplo: papá, mamá, hermano, abuelo, tío). Se muestra una palabra en cada cartulina y antes de comenzar a enseñárselas se debe enunciar la que define al grupo (por ejemplo, “familia”). Se le dice: “Te voy a enseñar palabras relacionadas con la “familia”. A continuación, se le muestran a toda velocidad al mismo tiempo que se pronuncia claramente y en voz alta cada palabra. “El objetivo es crear bases de datos del lenguaje grabando cada palabra y la relación con las de su grupo para luego una mas fácil identificación y compresión del lenguaje”, explica Carlos Gardeta. Con el mismo método, se le pueden enseñar imágenes de objetos reales o números. Se utiliza en bebés a partir de seis meses.