Los dientes de leche influyen en el tipo de mordida y masticación, ya que mantienen el espacio necesario para la correcta colocación de las piezas definitivas y permiten que los huesos maxilares y sus músculos se desarrollen correctamente. ¿Sabes cómo cuidarlos? Los profesionales de Clínicas Vital Dent recomiendan una serie de consejos para cuidar sus dientes.
Los gérmenes pueden formarse dentro de la boca del bebé antes de que salgan los primeros dientes. La gran mayoría de los líquidos que consumen contienen azúcar que permanece en la boca mientras duerme. A su vez, el azúcar se mezcla con los gérmenes y bacterias que hay en la boca, lo que puede causar desgaste temprano de los dientes del niño. Por ello, es necesario limpiar las encías del bebé desde días después de su nacimiento con una gasa estéril húmeda.
Los bebés pueden sentir dolor o sensibilidad en las encías desde los cuatro meses. Con la erupción de los primeros dientes, los niños empiezan a sentir molestias en sus encías. Frótalas con una gasa o darle algún mordedor fresco para aliviarle.
Las caries pueden aparecer también en los bebés. Las denominadas caries del biberón afectan a los dientes de leche desde los 6 meses hasta los 4 ó 5 años. Están causadas por el contacto prolongado de los líquidos azucarados con los dientes del bebé, fundamentalmente cuando éste duerme. Por eso hay que evitar que el bebé se quede dormido con el biberón. En caso de que esto suceda, es importante limpiar la boca del bebé con gasa estéril húmeda para remover los restos de alimentos que se impregnan en las encías, aunque sean alimentos líquidos.
Chuparse el dedo o abusar del chupete puede afectar al desarrollo de la posición de los dientes permanentes. Estos hábitos, de forma prolongada y persistente, pueden originar mala oclusión dental. Si el pequeño se chupa el dedo presionando la raíz del diente, ocasiona una mala formación del maxilar superior y provoca que los dientes superiores salgan hacia fuera. Hasta el año y medio, chupar el chupete es un estímulo para el desarrollo de huesos y musculatura; pero, a partir de esa edad y hasta los 4 años, puede deformar la posición de los dientes, y a partir de los 4 años suele desfigurar el desarrollo de los huesos de la mandíbula.
Debes cepillar los dientes de leche desde que nace el primero. Cinco meses después del nacimiento suelen aparecer los primeros dientes. Aunque el bebé tenga sólo un diente, es necesario lavarlo con un cepillo suave para prevenir futuros problemas bucodentales.
Los niños pequeños pueden desarrollar fluorosis dental. Se trata de un problema que afecta al esmalte de los dientes por el consumo excesivo de flúor en la etapa de formación de las piezas dentales. Cuando los niños son muy pequeños es frecuente que se traguen la pasta mientras se están cepillando los dientes. Por eso, antes de los dos años lo aconsejable es que se cepille sólo con agua o con alguna pasta dental que no contenga flúor para evitar el riesgo de fluorosis.
Hay que crear una rutina para que el niño se familiarice con la higiene dental. De esta manera, el pequeño lo asumirá como una tarea más que debe hacer todos los días. Para ello, se aconseja que los padres compartan este momento con sus hijos al mismo tiempo que les enseñan cómo limpiarse los dientes, siempre de forma divertida.
La primera visita al dentista debe ser a partir de los 3 años. La primera visita al odontólogo debe realizarse alrededor de los 3 años, cuando se encuentra completa la erupción primaria, para una primera revisión y evaluación del estado de las piezas y el maxilar. De todas formas, antes de esta edad, los padres deben revisar diariamente los dientes del bebé y en el caso de apreciar alguna mancha, punto negro o inflamación de las encías, acudir inmediatamente al especialista.
Tomar leche diariamente ayuda a tener unos dientes fuertes. La leche contribuye a la formación del esmalte de los dientes y ayuda a desarrollar dientes fuertes y a prevenir las caries. Se recomienda que los niños reciban, por los menos, tres vasos de leche o productos lácteos al día. Además, es importante mantener una dieta rica en frutas y verduras, ya que refuerzan el sistema inmunitario lo que ayuda a combatir la caries.
Si se cae uno de los dientes permanentes de tu hijo por algún golpe se debe poner en leche para mantenerlo hidratado. También se puede colocar debajo de la lengua del niño mientras lo llevas al dentista. Esto evitará que la pieza se deshidrate y el odontólogo tenga, al menos, opciones de reimplantarlo en su lugar. Si sucede, hay que acudir al dentista en el menor tiempo posible, como máximo media hora. El mismo procedimiento se debe realizar en el caso de que el diente se hunda en la encía. Esta recomendación es para niños con dientes permanentes, es decir, para niños mayores que ya han dejado de ser bebés.