Dermatitis atópica

La dermatitis atópica es la enfermedad cutánea más frecuente en los niños. Se estima que la padecen un 5 por ciento de ellos y en los últimos años ha aumentado debido quizá a una mayor concentración de sustancias irritantes en el ambiente. Suele aparecer en el primer año de vida, a partir de los 3 meses, y tiende a mejorar con la edad. Empeora en primavera, otoño e invierno, y mejora en verano.

La dermatitis atópica es la manifestación en la piel de un trastorno denominado “atopia”, es decir, la predisposición que tiene el niño a padecer enfermedades de tipo alérgico como rinitis alérgica, conjuntivitis alérgica, asma alérgico y alergia a alimentos y otras cuya causa alérgica es menos clara como la dermatitis atópica o la urticaria. Así como el asma, la rino-conjuntivitis y la alergia alimentaria tienen una clara relación con la sustancia a la que el individuo es alérgico, en la mayoría de los niños con dermatitis atópica no se identifica una causa alérgica que justifique la enfermedad.
No se conoce realmente la causa de la dermatitis atópica, pero sí se sabe que existe una predisposición familiar a padecerla, ya que los niños que la sufren suelen tener familiares que la han padecido o han tenido procesos de asma o rinitis, muchas veces relacionados con alergia a pólenes, polvo, etc. “Se trata de una patología con una gran predisposición genética, modulada por factores climáticos y que acarrea alteraciones inmunológicas. Sin embargo, las últimas investigaciones apuntan a que desde recién nacidos, se podrían minimizar los riesgos de atopía y conseguir que el niño no desarrolle la enfermedad crónica”, subraya la doctora Mª Teresa Guerra, coordinadora del Grupo de Trabajo de Dermatitis Atópica y Alergia CutáneaLos menores con dermatitis atópica tienen la piel especialmente seca y permeable

 

Cómo distinguirla de una reacción alérgica
La dermatitis atópica se caracteriza por lesiones o manchas enrojecidas en la piel, picor intenso y sequedad, cuyo aspecto y localización varían según la edad. En general, en el lactante las lesiones predominan en la cara y en brazos y piernas  (donde sobresale codo o rodilla); mientras que en el niño mayor, se localizan en los pliegues internos del codo y de la rodilla. El picor que producen las lesiones muchas veces es difícil de controlar y puede impedir que el pequeño concilie el sueño. Se trata de una enfermedad que evoluciona a brotes, es decir, tiene períodos de mejoría y períodos de empeoramiento.
A veces es difícil diferenciar estas lesiones con las que salen en la piel debido a alergias por contacto con metales, suavizantes o cosméticos. En estos casos, la mejor manera de distinguirlas es eliminar el irritante del que se sospeche; si es alergia, los síntomas desaparecen en cuanto el bebé deja de estar en contacto con el mismo.
La dermatitis, muy rara vez se debe a alergia a algún alimento. “Sólo debe excluirse cierto alimento si hay una clara relación entre su ingesta y los brotes. Debe desecharse la idea de que la alergia a los alimentos es la causa de la dermatitis atópica, en la mayoría de los casos la evolución de la enfermedad es independiente a la exposición a cualquiera de ellos”, aclara la pediatra. Sin embargo, si todos los tratamientos fallan, estaría justificado intentar dietas exentas de los alimentos que más frecuentemente producen los brotes (leche de vaca, huevos, pescado, harina, cacahuetes, etc.) durante unas semanas para ver los resultados. Esto ha de hacerse siempre bajo prescripción del especialista, nunca por iniciativa propia, ya que puede provocar carencias nutricionales en el niño.

¿Se puede curar la dermatitis atópica?
En la mayoría de los casos, tiende a desaparecer o a mejorar con la edad. Suele aparecer durante el primer año de vida, generalmente a partir de los 3 meses, y tiende a mejorar con la edad. “Se considera que el 50 por ciento de los casos de inicio en la lactancia se curan hacia los 2 ó 3 años, y que más del 90 por ciento de los casos lo hacen antes de la pubertad. Sin embargo, es difícil predecir la evolución de cada paciente. En general, si la dermatitis atópica no desaparece en la pubertad, podrá prolongarse durante muchos más años”, indica la Dr. Teresa Arana, pediatra de Atención Primaria del centro Sagasta–Miraflores, en Zaragoza.  Según explica la doctora Guerra, “si se cuida la piel del recién nacido desde el primer día, se mantiene limpia e hidratada, y se siguen hábitos que impidan su sequedad, conseguiremos frenar el avance de la patología en bebés con riesgo de atopía”. 

Consejos para tratar la dermatitis
La mayoría de las veces es tratada por el pediatra. Si el niño precisa tratamientos de mantenimiento durante muchos meses o si no mejora con los tratamientos habituales pasados los primeros tres o cuatro años de vida, se suele recomendar derivar al pequeño al dermatólogo. Asimismo, hay casos en los que también puede ser conveniente la realización de pruebas alérgicas o estudio complementario.
En la actualidad, “no existe ningún tratamiento curativo para la dermatitis atópica, los consejos deben ser individualizados en función de la edad y la gravedad de las lesiones”, declara la pediatra Teresa Arana. Los cuidados de la piel son fundamentales para la prevención y el control de los brotes. Se recomiendan los siguientes:

  •  Evitar baños prolongados, no más de 5–10 minutos, con agua templada. En brotes severos, es mejor duchar al niño cada 2 ó 3 días que bañarlo. Utilizar jabones de avena o parafina. Se pueden emplear aceites de baño, que se incorporan al agua o se aplican sobre la piel húmeda.
  • Aplicar cremas emolientes (hidratantes) sobre la piel al menos dos veces al día, especialmente después del baño. Existen en el mercado multitud de emolientes comercializados, se debe utilizar el que mejor vaya a cada niño.
  • Evitar las prendas de lana, nylon, poliéster, siendo preferible emplear el algodón, sobre todo en las que están en contacto directo con la piel.
  • Secar la piel sin frotar, mediante toques con la toalla.
  • No utilizar colonias, suavizantes o determinados detergentes que irritan la piel.
  • Se debe procurar no abrigar en exceso al niño y no ponerle ropa ajustada.
  • Se debe mantener cierto nivel de humedad ambiental, por lo que no es bueno tener alta la calefacción.
  • Procurar mantener las uñas del niño cortas y limpias para evitar así las heridas y las infecciones provocadas por el rascado.
  • El sol y el verano suelen ser beneficiosos, aunque un 10% de los niños con dermatitis atópica empeoran con la exposición solar.
  • Ademas de los cuidados generales, cuando el niño sufra un brote de dermatitis se pueden utilizar una serie de fármacos que han de utilizarse siempre bajo prescripción del médico: cremas con corticoides para bajar la inflamación en la zona de la piel afectada; antihistamínicos por vía oral que se utilizan para aliviar el picor; antibióticos tópicos (se aplican en la zona) u orales en caso de infección de la lesión; e inhibidores tópicos de la calcineurina, que han demostrado ser muy útiles en el tratamiento y control de la dermatitis atópica moderada y severa, especialmente en lesiones en la cara y en niños mayores de 2 años.

 

Más Información
Asociación de Pacientes y Familiares de Dermatitis Atópica (www.adeaweb.org). Esta asociación nace en Madrid, sin ánimo de lucro, con la idea de ayudar e informar tanto a los pacientes como a sus familiares de todas las novedades relacionadas con los tratamientos y cuidados de esta enfermedad.