Los pediatras de Atención Primaria consideran que el “Baby Led Weaning” (BLW) o alimentación complementaria a demanda puede contribuir a prevenir la obesidad infantil. Se trata de un nuevo método para introducir los alimentos sólidos en la dieta del bebé.
En los últimos años, ha surgido un método alternativo a la cuchara. Se trata del Baby Led Weaning (BLW) o alimentación complementaria a demanda, que consiste en introducir los alimentos sólidos en la dieta del bebé de una nueva manera: el propio niño es el que decide lo que come. Se permite que el lactante manipule los alimentos con sus manos y se los lleve a la boca. Hay especialistas que cuestionan el método por los riesgos de atragantamiento para el niño, sin embargo, durante el 13 Curso de Actualización en Pediatría de Atención Primaria, los pediatras han asegurado que “este método, que no debe iniciarse antes del sexto mes de vida, puede introducirse siempre que el lactante haya adquirido ciertas competencias motoras y cognitivas”. Según los expertos, a través del BLW, el niño aprende a regular las cantidades de alimento que ingiere, lo cual ayuda a prevenir el desarrollo de la obesidad.
Cuándo poner en práctica el Baby Led Weaning
“Después de los seis meses de vida, ni la leche materna ni la de fórmula, son suficientes para satisfacer los requerimientos nutricionales del niño y se deben administrar aportes suplementarios de otros alimentos”, subraya la Dra. Ana Martínez Rubio, pediatra de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap). Según esta especialista, “el momento oportuno para la introducción de otros alimentos debe estar guiado, tanto por las necesidades nutricionales, como por la madurez neurológica y por el interés que muestre el niño por los mismos”. Además, añade que “entre los 6 y 8 meses, la aportación de energía procedente de la alimentación complementaria debería ser 1/5 del total y entre los 9 y los 11 meses ascender a la mitad. El resto debe ser cubierto por la leche”.
El Baby Led Weaning puede fomentar una mayor aceptación de los alimentos normales de la familia con una variedad de texturas y sabores, lo cual es bueno para promover hábitos de alimentación saludables en edades tempranas, así como para fomentar el desarrollo psicomotor del niño. Es importante que los padres conozcan qué alimentos son más adecuados para empezar: blandos, que se puedan manipular con la mano y ser aplastados por la lengua contra el paladar; cuáles tienen mayor contenido en hierro y cuáles deben evitar por el riesgo de atragantamiento (frutos secos, zanahoria cruda, frutos con hueso o semillas).
Por último los pediatras adestacan la importancia de que los padres sean un modelo de hábitos dietéticos saludables para sus hijos.