Hay bebés que pueden tener una infección de orina y pasar desapercibida. La fiebre alta, sin otros síntomas (ni tos, ni mocos, ni garganta u oídos irritados), puede ser el único signo. También pueden mostrar falta de apetito y decaimiento. En los niños es más fácil de detectar porque ya saben decir si les duele al orinar.
Las infecciones urinarias se producen por bacterias que habitan en el intestino (flora intestinal) y se dan por igual en cualquier época del año. “Lo más frecuente es que se den por vía ascendente, de manera que las bacterias encuentren el camino a la vía urinaria pudiendo acceder a la vejiga o a los riñones. Este mecanismo de infección suele darse más frecuentemente en las niñas al tener la uretra más corta, y puede producirse al no lavarse adecuadamente”, explica el Dr. José Tomás Ramos Amador, Jefe de Servicio de Pediatría del Hospital Universitario de Getafe. En los recién nacidos suelen darse más en el varón debido a malformaciones urinarias, que son más frecuentes en los niños.
En cuanto a la prevalencia de las infecciones urinarias está en torno a un 1-3 % de las niñas entre 1 y 5 años. En el caso de los lactantes menores de 3 meses es algo más frecuente en niños.
Síntomas de infección urinaria
Existen dos tipo de infecciones urinarias: las altas (más graves), que producen infección en el riñón (pielonefritis), y se caracterizan por provocar fiebre y afectación del estado general (el niño está decaído, irritable, no come); y las infecciones urinarias bajas, comúnmente denominadas cistitis, que se producen por una infección en la vejiga. Estas últimas son más frecuentes en niñas más mayores y se caracterizan por la ausencia de fiebre y los síntomas miccionales (siente escozor o molestias al orinar).
– BEBÉS. En los bebés los síntomas son inespecíficos, se debe destacar la fiebre, que puede ser la única manifestación, sin otros síntomas asociados. A partir de los 3 meses suele ser una fiebre alta, superior a los 39ºC. En menores de 3 meses puede cursar con fiebre en menor grado. “La fiebre puede ser la única manifestación (sin tos, sin mocos, etc.) por eso a todos los menores de dos años que sólo tengan fiebre alta, sin otros signos o síntomas asociados, se les debe hacer un análisis de orina”, advierte el pediatra. Otros signos que os pueden orientar es el color y olor de la orina: si el bebé mancha el pañal al orinar o si desprende un olor más fuerte o diferente la orina. Cuando hay infección, el pis suele estar más concentrado. Además, el bebé se muestra inapetente.
– NIÑOS. En el caso de los niños, a partir de los 2 o 3 años, se pueden detectar infecciones de orina observando otros síntomas: el niño orina poco pero muy a menudo y se queja o se muestra molesto al orinar porque siente escozor.
“Ante la aparición de síntomas que hagan presuponer una infección de orina se realizan análisis de orina (un sedimento de orina y un urocultivo), con esas pruebas el diagnóstico es concluyente”, afirma el especialista.
Cómo se tratan las infecciones de orina
Una vez se sospeche o confirme el diagnóstico de infección urinaria el pediatra establecerá un tratamiento con antibiótico, ya sea por vía parenteral (por vena) u oral en función de la edad del niño. Además, se aconseja que el niño beba abundante agua a lo largo del día.
La mejor forma de prevenir este tipo de infecciones es mantener una buena higiene y beber abundante agua. En el caso de los bebés, si son niñas, hay que tener la precaución de limpiarles siempre los genitales de delante hacia atrás, para evitar que entren restos fecales en la uretra y provoquen una infección. Una vez que crezcan, hay que enseñarles a limpiarse de esta manera. “Dejar al niño desnudo o que permanezca con el bañador mojado no tienen ninguna relación con la aparición de estas infecciones”, aclara el pediatra.