La terapia distal es una técnica con la que se trata el cólico del lactante, el reflujo y el estreñimiento, tres problemas que suelen estar relacionados. La terapia, que puede ser realizada por un osteópata, un fisioterapeuta o incluso una matrona, formados en este tipo de técnica, suele dar resultados positivos a partir de la segunda sesión.
La terapia distal es un método terapéutico basado en técnicas de masaje y manipulaciones de osteopatía visceral y craneal, cuyo objetivo es normalizar las tensiones que genera el abdomen del pequeño, ayudándole a regular los movimientos involuntarios de sus vísceras en su proceso madurativo (la técnica puede ser realizada por un osteópata, un fisioterapeuta o incluso una matrona, si han sido previamente formados en terapia distal). “Estas maniobras y normalizaciones se realizan siempre a favor de los movimientos involuntarios del sistema digestivo, de manera que no suponen ningún riesgo para el bebé y éste no siente ningún tipo de molestia durante la sesión. Bajo ningún concepto ni excepción se sobrepasan barreras tensionales”, explica Raúl Guzmán, jefe del Servicio de Osteopatía de la Clínica VASS, en Madrid.
RESULTADOS DE LA TERAPIA DISTAL
Los resultados de la terapia distal son visibles rápidamente: “si el niño sólo presenta cólico del lactante, desde la primera sesión, las crisis agudas se suavizan”, dice el osteópata. En la segunda sesión empiezan a desaparecer y a partir de la tercera los cólicos y las crisis agudas suelen ser inexistentes. Solamente un 10% de casos persiste hasta la cuarta o quinta sesión. En cambio, si el bebé, aparte de los cólicos, tiene reflujo no patológico o estreñimiento, o ambos problemas, necesitará más sesiones. Hasta que no se resuelva el reflujo o el estreñimiento, o ambos a la vez (la situación más complicada), el pequeño se mostrará molesto e irritable.
La terapia distal no presenta contraindicaciones –según afirma el osteópata Raul Guzmán– ni tampoco efectos secundarios, ya que al ser una terapia personalizada el especialista manipula al bebé en función de la respuesta de su aparato digestivo. “No es posible que un bebé con cólico del lactante, incluso con reflujo no patológico, vomite motivado por esta técnica. Puede que regurgite, pero será un bebé que regurgita de todas maneras en otros momentos en los que no se le está manipulando. Después de una sesión el bebé tiene que adaptarse a las normalizaciones que se han realizado en él y por ese motivo, lo habitual es que se muestre algo diferente a lo que acostumbra. En muy pocos casos, puede darse lo que se conoce como “efecto rebote”, es decir, que el niño se encuentre algo peor después de la primera sesión, aunque ese efecto pasa rápidamente y a partir de la segunda sesión, el bebé mejora de forma evidente”, explica el osteópata.