4158 metros de altitud tiene el pico más alto del cantón suizo del Oberland Bernés. Subir hasta él podría parecer una empresa imposible sólo reservada a los más expertos alpinistas. Pero también es apto para familias: podéis llegar en menos de una hora gracias al maravilloso tren cremallera que funciona desde 1912. Se trata de una excursión muy popular y apreciada por los suizos.
4158 metros de altitud tiene el pico más alto del cantón suizo del Oberland Bernés. Subir hasta él podría parecer una empresa imposible sólo reservada a los más expertos alpinistas. Pero también es apto para familias: podéis llegar en menos de una hora gracias al maravilloso tren cremallera que funciona desde 1912. Se trata de una excursión muy popular y apreciada por los suizos.
La primera parada es Kleine Scheidegg punto de partida de muchas rutas y senderos de alta montaña y la estación donde los viajeros deben cambiar de tren para subirse al definitivo ferrocarril rojo y amarillo que nos llevará al techo de Europa. Nada más arrancar, nos adentraremos en las entrañas del Eiger (3.970 metros) y el Mönch (4.099 metros) circulando por unas estrechas vías con desniveles superiores al 25%. Todo transcurre muy despacio, para que los viajeros puedan adaptarse a la altitud.
La segunda parada será para asomarnos a las cristaleras que permiten ver las escarpadas paredes verticales del Eiger y la tercera para sorprendernos con las increíbles vistas del glaciar Aletsch, la corriente de hielo más larga de los Alpes con más de 22 kilómetros.
Para rematar la jornada visual, en cuanto salgamos del tunel nos encontraremos frente a las increíbles cimas del Jungfrau y del Eiger pudiendo, si alzamos un poco las manos, tocar el cielo, o casi. La excursión merece la pena sin duda pero sólo si la jornada amanece despejada. Subir con mal tiempo es tirar el dinero. Y supone llevarse una decepción que el lugar no se merece. Otro consejo es abrigarse muy bien, sea la época del año que sea.