Casi la mitad de los padres con adolescentes que consumen ALCOHOL desconoce que lo hacen

La Fundación Pfizer ha llevado a cabo el estudio sociológico Juventud y Alcohol que ha comprendido un total de 1.675 entrevistas (realizadas a jóvenes españoles de 12 a 18 años, padres y madres, y profesores de la ESO y Bachillerato). “En la actualidad los jóvenes se inician en el consumo de alcohol a los 13,7 años de edad media, lo que supone más de un año antes de lo que sus padres creen”, afirma el doctor Juan Álvarez, quien añade que “entre las razones para hacerlo prima el deseo de experimentar tras la asistencia a celebraciones o fiestas”. En este sentido, la encuesta revela un importante grado de desconocimiento de los padres sobre los hábitos de sus hijos. 
El elevado consumo de bebidas alcohólicas por los adolescentes, se atribuye, habitualmente, a múltiples factores, como la fácil disponibilidad para la obtención de bebidas, la presencia de una ‘personalidad predispuesta’ o ‘viciosa’, la pérdida de valores morales a nivel socio-familiar, la incapacidad formativa y preventiva de la escuela, etc. 

 

Consumo de alcohol entre los jóvenes
Alrededor del 70% de los jóvenes españoles entre los 12 y los 18 años reconoce haber probado el alcohol en alguna ocasión; más de un tercio lo consume al menos una vez al mes y más del 10% una vez a la semana. Entre los 16 y los 18 años, más del 50% se ha emborrachado al menos una vez.
A pesar de que la mayoría de los jóvenes afirma estar suficientemente informado sobre los efectos y problemas asociados al consumo de alcohol, sólo uno de cada cuatro se propone dejar de beber o al menos reducir su consumo. 
Entre un 20 y un 30% de los adolescentes sigue admitiendo algunos mitos favorables al alcohol como que beber sólo los fines de semana no produce daños en el organismo, que sólo es malo para la salud si se consume durante muchos años seguidos o que ’no es tan malo como dicen’.
Otro dato significativo es que más de la mitad de los progenitores que tienen hijos consumidores de alcohol les permiten beber. Respecto a la frecuencia con que hablan en casa sobre el alcohol y sus efectos, más de la mitad de los jóvenes encuestados confirma un escaso o nulo contacto con sus padres para hablar de este tema.