El uso de anticoncepción eficaz desde la primera relació́n sexual es la mejor forma de evitar un embarazo no deseado en la adolescencia. Un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Complutense de Madrid revela que no usar anticonceptivos o usarlos después de la primera relación multiplica hasta por seis la posibilidad de embarazo en las adolescentes. Igualmente, emplear un método anticonceptivo no eficaz (distinto del preservativo, el DIU, el diafragma o los métodos hormonales) multiplica por más de cuatro el riesgo de embarazo precoz.
El uso de anticoncepción eficaz desde la primera relació́n sexual es la mejor forma de evitar un embarazo no deseado en la adolescencia. Un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Complutense de Madrid revela que no usar anticonceptivos o usarlos después de la primera relación multiplica hasta por seis la posibilidad de embarazo en las adolescentes. Igualmente, emplear un método anticonceptivo no eficaz (distinto del preservativo, el DIU, el diafragma o los métodos hormonales) multiplica por más de cuatro el riesgo de embarazo precoz. Estas conclusiones se recogen en el trabajo Maternidad adolescente en España, elaborado a partir de una encuesta realizada a 9.700 mujeres de 15 o más años. El estudio, que ha contado con financiación de la Fundación Española de Contracepción, ha permitido trazar un perfil de las madres adolescentes en España: las jóvenes que han accedido tan tempranamente a la maternidad se emancipan y forman pareja antes que sus compañeras de la misma generación, ya que el embarazo es el desencadenante de dichos acontecimientos. En el ámbito profesional, además de terminar antes sus estudios, acceden má́s tarde a su primer trabajo y no suelen lograr empleos estables.
Asimismo, los resultados del trabajo indican cómo, en un período de 50 años, la edad mediana de inicio de las relaciones sexuales de las mujeres residentes en España ha pasado de cerca de los 25 años a rondar los 18.
Las madres adolescentes suelen proceder de hogares con una media de hijos sensiblemente más elevada que el resto. Otra dimensión que destaca el estudio es la fragilidad de las uniones formadas por madres precoces. En definitiva, las madres adolescentes viven en un período de tiempo muy corto ocho o nueve acontecimientos de gran relevancia: inicio de la actividad sexual, inicio en la anticoncepción, finalización de los estudios, primer trabajo, emancipación del hogar de origen, primera convivencia, primer matrimonio, primer trabajo estable (cuando llegan a conseguirlo) y primer hijo.