Las caries en los dientes de leche o “caries del biberón” es cada vez más frecuente y requiere de diferentes tratamientos, como empastar o realizar una pulpotomía. Además, las caries se pueden prevenir en las piezas definitivas si se realiza un sellado de las muelas, un tratamiento que cubre la sanidad pública.
La caries en los dientes de leche es un problema frecuente. Uno de cada tres niños con dientes de leche tiene al menos uno con caries, según la Encuesta de Salud Oral elaborada por el Consejo General de Dentistas de España. Hay padres que piensan que una caries en los dientes de leche no necesita tratamiento porque ese diente va a ser sustituido por el definitivo. Nada más lejos de la realidad. Si se pierden las muelas de leche por caries antes de los 10–11 años (edad en que se suelen caer por si solas), queda un hueco que va cerrándose y la pieza definitiva que viene debajo puede no encontrar sitio suficiente y salir torcida o quedar retenida. Los colmillos de leche se caen entre los 10 y los 13 años y conviene también que no se pierdan antes. Además, según explica Paola Beltri, presidenta de la Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP), los dientes de leche cumplen una serie de funciones que se verán afectadas si no se mantienen sanos en la boca del niño: son importantes para la nutrición, ya que se encargan de realizar la trituración de los alimentos; y la masticación tiene un papel muy importante en el desarrollo de los músculos de la cara; además influyen en el desarrollo del habla, en la pronunciación de determinados fonemas. “También tienen una importancia estética, lo que repercute en la autoestima del niño. Por otro lado, la caries es una enfermedad infecciosa, que puede provocar dolor, la presencia de abscesos, flemones e incluso infecciones generalizadas”, alerta la especialista.
Empastar o realizar una pulpotomía
La decisión de realizar un tratamiento u otro depende del grado de afectación del diente por caries. “No solo es necesario explorar clínicamente la boca del niño, sino que en la mayoría de los casos es imprescindible realizar una radiografía. En los dientes de leche la mayoría de las caries se localizan entre dientes y su diagnóstico en las fases iniciales solo es posible realzarlo con radiografías”, explica la odontopediatra. Esta prueba ayuda a valorar la profundidad de la caries: cuando es tan profunda que afecta al nervio o pulpa del diente, el especialista debe realizar una pulpotomía, que consiste en eliminar parte de la pulpa o nervio del diente, colocar un material junto con el nervio que se ha salvado y realizar la reconstrucción de la pieza. Tratar el nervio de una muela de leche no interfiere en la futura muela definitiva ya que cada una tiene su nervio. Es un tratamiento exclusivo de los dientes de leche, no se realiza en los dientes definitivos. Si la caries afecta solo al esmalte, el odontopediatra limpiará la zona y empastará.
¿Cómo se aplica la anestesia en el niño?
Para realizar la mayoría de los tratamientos dentales es necesario anestesiar el diente. “Solo en casos excepcionales no es necesario poner anestesia, no podemos olvidar que solo el esmalte, es decir la parte más externa del diente, no tiene terminaciones nerviosas y por lo tanto es insensible. En un adulto podemos empezar el tratamiento sin anestesia y advertirle que si le molesta le pondremos anestesia, pero en un niño, si le haces daño, difícilmente va a colaborar”, explica Beltri. Antes de administrar la anestesia con aguja, se aplica en la zona un anestésico local, generalmente en forma de gel y con un sabor agradable para los niños, por ejemplo plátano. “Los odontopediatras utilizamos “técnicas de manejo de conducta”, es la parte más importante del tratamiento dental del niño. Estas técnicas hay que adaptarlas a cada pequeño, dependiendo de la edad y de su madurez”, apunta la especialista. Por eso es tan importante acudir a un odontopediatra, puesto que conoce las técnicas necesarias para calmar al niño, darle confianza y seguridad, y evitar que el tratamiento le duela.
Sellado de las muelas para prevenir la caries
La prevención es el aspecto más importante de la caries, una enfermedad que se contagia. “Los estudios clínicos han demostrado que, en la mayoría de los casos, la caries en el niño proviene de la madre. Por eso, el primer paso para evitar el contagio es que los padres tengan una boca sana. En segundo lugar, hay que evitar conductas como los besos en la boca, “soplar la comida” o compartir cubiertos con el niño. De esta manera estaremos evitando transmitirles las bacterias”, advierte Paola Beltri. Además, se debe disminuir el consumo de alimentos azucarados, sobre todo evitar su frecuencia, así como el picoteo y comer entre horas. Por último, el niño se debe cepillar los dientes con pasta fluorada al menos dos veces al día. El sellado de las muelas definitivas a los seis años es bastante eficaz y lo cubre la sanidad pública. Sin embargo, la odontopediatra reclama medidas de prevención antes de esta edad, “porque la caries en los dientes de leche afecta al 27% de los niños antes de los seis años, lo que favorece de forma importante el desarrollo de caries en los dientes definitivos”.
Qué hacer si se rompe un diente definitivo
El reimplante es la colocación del diente cuando ha salido entero de la encía, con su raíz, lo que los dentistas llaman avulsión. “El reimplante es importantísimo si se trata de un diente definitivo. En cambio, los dientes de leche no se deben reimplantar”, matiza la odontopediatra. Ante cualquier traumatismo dentario es importante acudir al odontopediatra con rapidez. “El diente se debe conservar en un medio húmedo, se puede lavar con precaución debajo de un grifo pero sin raspar, cogiéndolo de la corona (parte visible del diente al abrir la boca). Para conservarlo húmedo se puede poner en leche y así transportarlo hasta un centro donde lo puedan reimplantar”, indica Paola Beltri.