Científicos de Filadelfia han publicado un estudio en el que proponen que los niños coman en platos pequeños para que reduzcan la cantidad de comida que ingieren. El estudio observó a 42 alumnos de primaria a los que se les dio la oportunidad de servirse ellos mismos los alimentos. Un grupo comió en platos pequeños y otro grupo en platos el doble de grandes. Los niños llenaron sus platos de alimentos con un valor calórico promedio de unas 400 calorías; en los que los más escogidos fueron la pasta y los delicias de pollo. “Los menores aumentaron este promedio en 90 calorías cuando usaron un recipiente de tamaño grande”, ha explicado el director del estudio.
Científicos de Filadelfia han publicado un estudio en el que proponen que los niños coman en platos pequeños para que reduzcan la cantidad de comida que ingieren. El estudio observó a 42 alumnos de primaria a los que se les dio la oportunidad de servirse ellos mismos los alimentos. Un grupo comió en platos pequeños y otro grupo en platos el doble de grandes. Los niños llenaron sus platos de alimentos con un valor calórico promedio de unas 400 calorías; en los que los más escogidos fueron la pasta y los delicias de pollo. “Los menores aumentaron este promedio en 90 calorías cuando usaron un recipiente de tamaño grande”, ha explicado el director del estudio. “Además, algunos comieron por los ojos e ingirieron la mitad de calorías adicionales que se sirvieron independientemente del tamaño”.
Los investigadores también recomiendan que cada comida se componga de un cuarto de cereales enteros, un cuarto de proteínas como carne, pescado o huevos, y el resto, la mitad, de verduras y frutas. Además, aconsejan a los padres abandonar la pauta tan tradicional de “dejar el plato limpio”. “Es mejor que los niños aprendan a saber cuándo tienen hambre, organizarles cuándo deben hacerlo y dejen de comer cuando estén saciados; y así evitar que ingieran productos muy calóricos entre horas que llevan al sobrepeso”, explican.