El botiquín de rescate de un niño alérgico debe componerse de “antihistamínico, en el caso de los niños con rinitis o conjuntivitis; el inhalador, en el caso de los asmáticos; y el antihistamínico, el corticoide o la adrenalina autoinyectada para alérgicos a alimentos, látex o picaduras de abejas o avispas”, indica el doctor Carles Lucas, del Grupo de Trabajo de Educación Sanitaria de SEICAP. Los síntomas que pueden producirse tras entrar en contacto con el alérgeno son “urticaria, angioedema, asma, rinitis, conjuntivitis, síntomas digestivos o reacciones de anafilaxia”, enumera el doctor.
El botiquín de rescate de un niño alérgico debe componerse de “antihistamínico, en el caso de los niños con rinitis o conjuntivitis; el inhalador, en el caso de los asmáticos; y el antihistamínico, el corticoide o la adrenalina autoinyectada para alérgicos a alimentos, látex o picaduras de abejas o avispas”, indica el doctor Carles Lucas, del Grupo de Trabajo de Educación Sanitaria de SEICAP. Los síntomas que pueden producirse tras entrar en contacto con el alérgeno son “urticaria, angioedema, asma, rinitis, conjuntivitis, síntomas digestivos o reacciones de anafilaxia”, enumera el doctor. Este especialista recomienda llevar también la receta del tratamiento por si fuera necesario por los controles de seguridad en los aeropuertos. Es el caso de los campamentos, cuyo personal “necesita más formación en alergias infantiles y protocolos de actuación a seguir en caso de emergencia”, advierte. En ellos, al igual que pasa en el buffet de los hoteles, hay que prestar atención a las comidas, dónde pueden aparecer alimentos desconocidos o ingredientes ocultos. Ante eso, “lo mejor es que alguna persona no alérgica lo pruebe antes y tener información de lo que incluye cada plato y del tipo de alergia que tiene el niño”, añade.
CAMPAMENTOS EDUCATIVOS
Los campamentos educativos para niños alérgicos enseñan a los menores a convivir con una alergia. “En ellos les enseñamos, a través del juego, autocuidados y desmitificamos algunas ideas que pueden influir en la calidad de vida de los pacientes”, comenta. Estos campamentos enseñan al niño a manejarse y ser autónomo sin la protección de los padres, pero bajo la vigilancia de médicos y enfermeras.
Uno de los objetivos más importantes de los pediatras alergólogos es conseguir que el niño “no sienta que vive en un mundo aparte y que puede realizar las mismas actividades que los demás”, añade la doctora Ana María Plaza, presidenta de SEICAP.