La Asociación Española de Pediatría, la Sociedad Española del Sueño, la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria y la Sociedad Española de Pediatría de Atención Primaria recomiendan el empleo supervisado de la melatonina en el informe Uso de la melatonina oral en edad pediátrica. El informe se ha elaborado en respuesta al uso creciente de este producto, que se comercializa como complemento nutricional, en la población infantil más allá de los casos en los que su empleo podría estar indicado. Las sociedades científicas consideran que debe ser el profesional sanitario quien controle la conveniencia de su administración en cada caso, la dosis y la duración del tratamiento.
La Asociación Española de Pediatría, la Sociedad Española del Sueño, la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria y la Sociedad Española de Pediatría de Atención Primaria recomiendan el empleo supervisado de la melatonina en el informe Uso de la melatonina oral en edad pediátrica. El informe se ha elaborado en respuesta al uso creciente de este producto, que se comercializa como complemento nutricional, en la población infantil más allá de los casos en los que su empleo podría estar indicado. Las sociedades científicas consideran que debe ser el profesional sanitario quien controle la conveniencia de su administración en cada caso, la dosis y la duración del tratamiento.
Recomendaciones para cada edad
Estas sociedades científicas han establecido recomendaciones específicas para las distintas franjas de edad y siempre partiendo de que la melatonina sólo se aconseja en ocasiones para facilitar el inicio del sueño y en aquellos casos en que el trastorno esté asociado a una alteración del ritmo vigilia-sueño.
– En niños menores de seis meses no utilizar esta sustancia.
– Niños de seis a 12 meses: se ha demostrado su eficacia como regulador del ritmo circadiano del sueño, pero se desconocen sus posibles efectos secundarios a medio y largo plazo. Si se utiliza, su administración no debería prolongarse más de cuatro semanas y siempre bajo supervisión médica.
– Niños de uno a tres años: se reproduce la misma situación que en los niños de seis a doce meses. En el caso de que se administre, es el médico el que debe indicar y controlar la duración del tratamiento.
– Niños mayores de tres años: existen datos que muestran su eficacia como regulador del sueño y no se han visto efectos secundarios no deseados durante los tres primeros años de seguimiento tras finalizar el tratamiento, aunque no se dispone de datos a más largo plazo. Su utilización debe estar indicada y supervisada por el pediatra y/o especialista en el sueño.
El informe está disponible en: www.aeped.es, www.sesueno.org