La fiebre y la tos son dos motivos frecuentes de consulta con el pediatra. Sin embargo, para los especialistas es más importante conocer el origen de la fiebre y el estado del niño, que la temperatura en sí. “Es importante que los padres sepan que la fiebre es una respuesta del organismo para hacer frente a las infecciones y que la tos sirve para eliminar secreciones”, señala el doctor Francisco Hijano, miembro de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).
La fiebre y la tos son dos motivos frecuentes de consulta con el pediatra. Sin embargo, para los especialistas es más importante conocer el origen de la fiebre y el estado del niño, que la temperatura en sí. “Es importante que los padres sepan que la fiebre es una respuesta del organismo para hacer frente a las infecciones y que la tos sirve para eliminar secreciones”, señala el doctor Francisco Hijano, miembro de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).
Muchas veces el miedo de los padres a la fiebre (“fiebrefobia”) en los niños surge por desconocimiento y por la creencia de que ésta puede ser perjudicial y provocar convulsiones. En cambio, las convulsiones sólo se presentan en 4 de cada 100 casos. En este sentido, el doctor Ramón Ugarte, pediatra del Centro de Salud Olaguibel, de Vitoria, explica que “los antitérmicos, prescritos frecuentemente, no son tan eficaces como se cree y pueden suponer un gasto energético injustificado en niños pequeños”.
La tos aguda es también causa frecuente de consulta en pediatría. “Muchas veces se trata de un síntoma molesto que dificulta el descanso tanto de niños como de mayores y se intenta buscar una solución administrando algún fármaco que alivie estas molestias”, dice el doctor Ramón Ugarte. La variedad de fármacos disponibles y su fácil dispensación (muchos de ellos no requieren receta médica) hace que estos sean considerados como fármacos seguros y que se administren habitualmente. El problema, según el doctor Ugarte, “es que no se conoce la eficacia de estos fármacos pero sí algunos de sus efectos adversos como las arritmias o los trastornos cardiovasculares”.
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) aconseja que el niño con tos por procesos catarrales esté perfectamente hidratado, que se favorezca la humificación del ambiente y que se eviten los espacios con humo.