La ALERGIA al polen se da ya casi todo el año

Cada vez hay más datos para pensar que el clima en la Tierra está girando hacia temperaturas cálidas. Así se desprende de las mediciones que han realizado científicos de distintos países y que han plasmado en un estudio donde se dice que los veranos de las últimas tres décadas (1986-2015) han sido los más calurosos en dos mil años. Lo cual lleva a pensar que no estamos ante un periodo transitorio de sequía. Y esto comienza a tener consecuencias en la salud.

Cada vez hay más datos para pensar que el clima en la Tierra está girando hacia temperaturas cálidas. Así se desprende de las mediciones que han realizado científicos de distintos países y que han plasmado en un estudio donde se dice que los veranos de las últimas tres décadas (1986-2015) han sido los más calurosos en dos mil años. Lo cual lleva a pensar que no estamos ante un periodo transitorio de sequía. Y esto comienza a tener consecuencias en la salud. La alergia al polen, que típicamente se concentraba en los meses de mayo, junio y julio, ya está presente durante casi todo el año, es lo que los alergólogos llaman polinosis multiestacional, de ahí que haya personas con alergia en febrero.

 

Cipreses y setos: polen de invierno
La alergia al polen de cupresáceas –las más comunes son el ciprés y los típicos setos de jardines– ha aumentado en los últimos años. “Hasta hace unos años era una alergia poco común que afectaba en torno a un 5% de la población, hoy se ha disparado por encima del 20%; uno de cada dos alérgicos al polen lo es a las cupresáceas”, afirma el Dr. Agustín Fernández, alergólogo de Hospitales Nisa.

 

Diferencias con el catarro
El hecho de coincidir estacionalmente con el catarro invernal, hace que en muchas ocasiones los casos de alergia al polen en invierno pasen desapercibidos. O lo que es peor, “se trate de forma errónea con fármacos destinados a combatir síntomas propios del catarro como congestión, dolor de garganta, etc”, advierte el Dr. Fernández.

Cómo saber si es alergia o refríado: “Mientras un catarro tiene una duración de entre cinco y siete días, la alergia al polen puede durar de cuatro a seis semanas y su intensidad dependerá del tiempo. Los días secos y soleados serán peores mientras que los días de lluvia y húmedos la persona que padece la alergia mejora”, explica el médico.
Los síntomas más habituales de los procesos de alergia al polen de invierno son: picor de ojos –hasta ponerse  rojos– y nariz, lagrimeo, secreción líquida y clara, estornudos, tos seca y hasta pitidos y dolores en el pecho al respirar en los casos más graves. Los cambios de temperatura a los que estamos expuestos en invierno “pueden producir reacciones inflamatorias a nivel nasal y rinitis en personas con alergia”, alerta el alergólogo.
Hay que señalar que existen más casos de alergia en la ciudad que en el campo, debido a que el polen de las plantas de las ciudades es más agresivo que el de las zonas rurales a causa de la contaminación.