El contacto físico de los padres con el bebé ayuda a su desarrollo. Esto es lo que sospechan los científicos que acaban de realizar un estudio en el que han visto que los bebés que reciben poco contacto físico muestran cambios en algunos genes relacionados con el sistema inmunitario y el metabolismo.
Según los resultados del estudio, publicado en la revista Development and Psychopatholog, los niños que recibieron poca atención mostraron un envejecimiento epigenético más lento que podría implicar retraso en su desarrollo.
En qué consistió el estudio
Participaron 94 bebés sanos de cinco semanas de vida. Los investigadores pidieron a los padres que observaran el comportamiento (cómo lloraban, dormían o comían) de sus hijos y los anotaran. Y que registraran también el tiempo que pasaban con sus hijos y les proporcionaban contacto físico. Al cumplir cuatro años, los científicos tomaron muestras del ADN de los niños mediante un análisis de la saliva. ¿Los resultados? Vieron que los niños que habían recibido poco contacto físico de bebés presentaban alteraciones epigenéticas en genes relacionados con el sistema inmunitario y el metabolismo. Además, la “edad epigenética” fue menor de la esperada en los bebés que recibieron poco contacto físico. Los científicos aún no saben cómo pueden afectar estos cambios a la salud de los niños, aunque sospechan que pueden ser perjudiciales. No es la primera vez que estudios relacionan la falta de cariño y contacto físico en los bebés con problemas en su desarrollo: los niños criados en orfanatos, donde suelen recibir poca atención, muestran retrasos en el crecimiento, altos niveles de estrés y desordenes de comportamiento.