La ciudad de Amsterdam lidera un proyecto antiobesidad infantil que está dando buenos resultados. En tres años han conseguido que el número de niños con sobrepeso y obesidad se reduzca en un 12%. Estas son las ocho pautas principales en las que se basa.
Amsterdam se ha convertido en noticia porque ha implantado un plan antiobesidad en los niños que funciona. “De 2012 a 2015, el número de niños con sobrepeso y obesos se redujo en un 12%. Aún más impresionante: Amsterdam ha hecho lo que nadie más ha logrado, porque la mayor caída ha estado entre los grupos socioeconómicos más bajos“, según publica el periódico The Guardian. Pero para que funcione ha sido necesaria la complicidad de varios agentes: políticos, colegios, profesores, padres, personal sanitario. Todos en conjunto han puesto en marcha un plan que reduce kilos en los niños.
Ocho estrategias antiobesidad que funcionan
– Agua en lugar de zumo. Es una de las principales medidas: en los colegios no se puede llevar zumo o refresco para almorzar, los niños han de llevar agua o leche. Pero no fue fácil porque los padres no lo entendían, por eso, los profesores tuvieron que explicarles que el zumo o los refrescos contenían mucha cantidad de azúcar. Les dijeron que en la escuela tomarían agua y que, en casa, podrían tomar zumo. Además, se ha invertido en la instalación de más fuentes de agua en la ciudad. Tampoco está permitida la bollería industrial o los snacks con alto contenido en azúcar, aunque sí se aceptan los dulces caseros.
– Se prohíben las fiestas de cumpleaños en el colegio. La celebración de los cumpleaños suele incluir bollería, batidos y zumos. Y, además, se suelen convertir en una competición: “A ver quién lleva más cosas”. Las escuelas han promovido las golosinas saludables: frutas decoradas con divertidas caras.
– Los niños que van sin sus padres a McDonalds solo pueden comprar manzanas, no patatas fritas.
– Fruta y verdura gratis tres días a la semana. Una subvención europea proporciona una pieza de fruta o verdura para todos los niños durante tres días a la semana. El frigorífico está lleno de zanahorias y rábanos, y se les dice a los niños que al menos deben probarlos.
– Clases de cocina saludable. Se organizan talleres de cocina para enseñar a los niños y a los padres variedades saludables de platos étnicos: pizzas con base de brócoli, kebabs con pollo magro en lugar de cerdo, o cómo utilizar los dátiles en lugar de azúcar. O elaborar muffins a base de huevo, avena, calabacines, pimientos y otras verduras. Y también se anima a las familias a cenar juntas.
– La ciudad se niega a patrocinar cualquier evento financiado conjuntamente por una empresa de comida rápida o de refrescos con azúcar.
– Niños en bicicleta. Se anima a los padres a poner a los niños pequeños en bicicletas sin pedales en lugar de llevarlos en triciclos empujados por los progenitores.
– Vigilan el sueño. Otra parte importante del programa es dormir. Se dan clases a los padres para que sepan que si el niño no duerme lo suficiente estará más hambriento y también para que conozcon las horas que deben dormir los niños.