La orientación sexual de los niños comienza a manifestarse a partir de los cuatro años, en concreto los signos de transexualidad. Cuando un niño no quiere estar nunca con niños ni jugar con ellos al fútbol u otras actividades, le gusta estar siempre con niñas, expresa constantemente que se quiere poner vestidos, o habla siempre de sí mismo en femenino, es importante comentárselo al pediatra porque podría ser un caso de transexualidad. Lo primero que deben hacer es superar las barreras de incomprensión de los más allegados, lo que es uno de los problemas principales. Los expertos insisten en que no es una enfermedad, solo una “identidad sexual” que necesita apoyo psicológico para que los niños no sufran durante su desarrollo para evitar el aislamiento social y el sentimiento de culpa que muchas veces tienen los pequeños. Por eso es necesario el asesoramiento de psiquiatras y psicólogos. La segunda parte del tratamiento requiere la intervención del endocrino para que en la adolescencia realice el tratamiento hormonal adecuado para inhibir el desarrollo físico que no se corresponde con la identidad sexual de la persona.
