Según el estudio el 62% de los niños cuando conocen previamente qué les va a pasar, les da tranquilidad y les hace amortiguar el dolor. Sin embargo, sólo la mitad de los niños ha sido informado sobre la posibilidad de sentir dolor durante su estancia en el hospital.
Las inyecciones (pinchazos, punciones, etc.) son las prácticas hospitalarias que despiertan más miedo entre los niños y las reacciones instintivas que originan son “sudor de manos”, “dolor de tripa” y diferentes estados nerviosos. Los niños perciben que, cuando piden ayuda, no siempre reciben medicación inmediata y eficaz, lo que les aumenta la sensación de dolor.
Según el estudio el 62% de los niños cuando conocen previamente qué les va a pasar, les da tranquilidad y les hace amortiguar el dolor. Sin embargo, sólo la mitad de los niños ha sido informado sobre la posibilidad de sentir dolor durante su estancia en el hospital.
Las inyecciones (pinchazos, punciones, etc.) son las prácticas hospitalarias que despiertan más miedo entre los niños y las reacciones instintivas que originan son “sudor de manos”, “dolor de tripa” y diferentes estados nerviosos. Los niños perciben que, cuando piden ayuda, no siempre reciben medicación inmediata y eficaz, lo que les aumenta la sensación de dolor.
Los recursos que utilizan los más pequeños frente al dolor son fundamentalmente: distracción (incluso dormir), petición de ayuda y relajación. Cuando sienten dolor, el 39% de los niños piensa “estoy mal”, el 35% lo interpreta como que “se está curando” y apenas el 15% asocia ambos conceptos. Además, uno de cada tres niños se considera “algo preocupado”, uno de cada cuatro con “algo de miedo” o triste; uno de cada ocho se siente “algo enfadado”. Pero en general, los más pequeños se sienten anímicamente bien durante su estancia en el hospital, dicen estar a gusto con el personal del hospital porque son cercanos y cariñosos, suelen vivir su estancia en el hospital como algo pasajero y valoran su parte lúdica y social (voluntariado, aula hospitalaria, actividades, relacionarse con otros niños…). Los niños que ya han sido hospitalizados en varias ocasiones perciben la hospitalización, el dolor y su relación con el personal del hospital, de una manera diferente y sobretodo más positiva.
Destaca con un 94% que lo que más gusta del hospital es el trato recibido (sobre todo a los niños ingresados con anterioridad), la televisión (los de primer ingreso), el colegio y los juegos; lo que menos gusta son los pinchazos y la comida (sobre todo a aquellos sujetos a un tratamiento periódico).
Un dato reseñable es que la madre, dentro de los familiares, sigue siendo la principal acompañante (69%) del niño hospitalizado, por encima del padre (20%) y los abuelos (5%).