Los niños sin AFECTO contraen más infecciones

El cariño, los mimos, los besos, son buenos y gustan a los más pequeños, pero ahora se ha contrastado científicamente que el afecto de los padres es bueno también para la salud del niño ya que mejora sus defensas.

El cariño, los mimos, los besos, son buenos y gustan a los más pequeños, pero ahora se ha contrastado científicamente que el afecto de los padres es bueno también para la salud del niño ya que mejora sus defensas. “Existe una relación bien definida y contrastada científicamente que evidencia que el afecto de los padres influye positivamente en la salud de los hijos”, asegura Juan Casado Flores, jefe de servicio de Pediatría del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, en Madrid, y profesor de Pediatría de la Universidad Autónoma de Madrid, con motivo de la conferencia que ha ofrecido ante los alumnos de la Facultad de Medicina de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU). Asimismo, el pediatra ha señalado que “los niños sin afecto tienen un sistema inmunitario más débil y contraen más infecciones. Esto se ve muy claramente en los antiguos orfanatos, donde los chavales crecían en un entorno con un déficit crónico de afecto. Se ha comprobado que los niños que crecen con un entorno positivamente afectivo tienen un sistema inmunológico más fuerte, que les protege mejor de las infecciones y que, incluso, tienen una talla media más alta”.
Este especialista ha dicho también que, “está comprobado que el afecto tiene consecuencias positivas en muchos aspectos de la salud del niño. Por ejemplo, contribuye a que los hijos estén mejor nutridos, con una alimentación más variada y rica, lo que a la larga se manifiesta en una menor tasa de obesidad, diabetes, y otras patologías. También tiene una repercusión muy relevante en los trastornos alimentarios. Las jóvenes con trastornos de anorexia o bulimia presentan más problemas en el tratamiento y un peor pronóstico cuando en su entorno se carece de cariño”.

Cómo darle cariño
La manifestación del afecto de unos familiares con los niños, especialmente el de los padres, “se puede dar de muy diversos modos: desde que nace, a través de la lactancia materna o del contacto ‘piel con piel’ tras el parto; posteriormente, con palabras, caricias, arrullos, haciendo sentir al pequeño que está seguro y protegido, etc. A medida que van creciendo, es muy importante hablar frecuentemente con ellos, respetando sus opiniones y escuchando sus preocupaciones. Igualmente, dar tiempo a los hijos, con un contenido adecuado, es darles afecto”, ha manifestado el Dr. Juan Casado.