En el estudio se hizo un seguimiento de los hábitos relativos al consumo de yogur en 8.516 individuos durante 6, 6 años. Ninguno de ellos tenía sobrepeso al comienzo del estudio, pero 1.860 desarrollaron sobrepeso o se volvieron obesos al final. El estudio, liderado por el Prof. Miguel Ángel Martínez, Catedrático en Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra y perteneciente al CIBER de obesidad y nutrición, clasificó a los participantes según su consumo total de yogur (enteros y desnatados) en cinco categorías: menos de dos; entre dos y cinco; entre cinco y siete; siete; y más de siete yogures a la semana.
En el estudio se hizo un seguimiento de los hábitos relativos al consumo de yogur en 8.516 individuos durante 6, 6 años. Ninguno de ellos tenía sobrepeso al comienzo del estudio, pero 1.860 desarrollaron sobrepeso o se volvieron obesos al final. El estudio, liderado por el Prof. Miguel Ángel Martínez, Catedrático en Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra y perteneciente al CIBER de obesidad y nutrición, clasificó a los participantes según su consumo total de yogur (enteros y desnatados) en cinco categorías: menos de dos; entre dos y cinco; entre cinco y siete; siete; y más de siete yogures a la semana. Se observó que, a igualdad de otras variables relacionadas con la obesidad, los participantes en la categoría de mayor consumo de yogur (7 o más unidades a la semana) presentaban menor riesgo de desarrollar sobrepeso u obesidad.
¿Por qué el yogur evita coger peso? La explicación podría estar en su contenido en calcio, según sugieren algunos estudios. En estos estudios se ha propuesto que el calcio está relacionado con el metabolismo de las grasas, de manera que un incremento en la ingesta de calcio que contienen los productos lácteos puede llevar a un incremento en la oxidación de las grasas.
El yogur es el producto de la leche coagulada obtenida por fermentación láctica mediante la acción de dos bacterias: lactobacillus bulgaricus y streptococcus thermophilus. Estos microorganismos productores de la fermentación láctica deben ser capaces de reproducirse y de mantener todas sus características durante toda la vida útil del yogur (28 días) y estar presentes en el producto terminado en una cantidad mínima de 100 millones por gramo o mililitro de yogur. Para mantener la viabilidad de dichos microorganismos, el yogur se ha de conservar entre 1 y 8º C desde su fabricación hasta su consumo.