¿Tu hijo debe ESTUDIAR en verano?: pautas para combinar estudio y ocio

En caso de interrupciones de varios días (excursiones o viajes), simplemente habrá que modificar el horario del alumno para reajustar los temas y materias a trabajar, permitiendo que quede tiempo suficiente al final para repasar. Los padres son los responsables que se haga con la mayor naturalidad y normalidad para que no parezca una catástrofe insalvable. Tampoco es bueno dejar de hacer este tipo de actividades si ya las teníamos previstas, pues contribuiríamos a aumentar el sentimiento de culpa de nuestro hijo y, por tanto, su nivel de ansiedad.

Pautas para estudiar en verano

En caso de interrupciones de varios días (excursiones o viajes), simplemente habrá que modificar el horario del alumno para reajustar los temas y materias a trabajar, permitiendo que quede tiempo suficiente al final para repasar. Los padres son los responsables que se haga con la mayor naturalidad y normalidad para que no parezca una catástrofe insalvable. Tampoco es bueno dejar de hacer este tipo de actividades si ya las teníamos previstas, pues contribuiríamos a aumentar el sentimiento de culpa de nuestro hijo y, por tanto, su nivel de ansiedad.

Pautas para estudiar en verano
•    Organizar los horarios diarios por asignaturas, según su grado de dificultad y el tiempo de dedicación que requerirá cada una.
•    Organizar un calendario mensual hasta la fecha del examen concretando los temas a trabajar cada día.
•    Hacer acopio de todo el material que pudiésemos necesitar para ayudarnos en el estudio: apuntes propios, ajenos, libros, páginas web sobre la materia, etc.
•    Ambiente de estudio agradable y relajado, apartando distracciones, como los videojuegos, la televisión, ventanas a vistas a lugares concurridos…
•    Dar a conocer nuestro horario de estudio, alertando a amigos y familiares, para que lo respeten.
•    Iluminación y ventilación adecuadas. Silencio.
•    Erradicar fuentes de estrés y ansiedad.

Además, hay que tener en cuenta estos otros consejos:
– Estudiar por la mañana temprano. Las primeras horas de la mañana son las mejores para estudiar. Todavía no hace mucho calor, las calles están en silencio y nuestra mente acaba de descansar toda la noche y se encuentra despejada y abierta a nueva información
– Establecer tiempo para el estudio y para el ocio. Una vez el alumno se haya puesto a estudiar, es imprescindible combinar el tiempo de ocio y el de estudio durante el día, es decir, asignar unas horas concretas al estudio teniendo en cuenta factores como el clima, el ruido ambiental y nuestro nivel de receptividad y dejando el resto para el ocio sin presiones ni condicionamientos.
– Hacer pausas para descansar. Como norma general se recomiendan diez minutos de descanso entre materia y materia aunque, obviamente, también irá en función de los factores mencionados.
– Reducir la ansiedad. Está demostrado que un amplio porcentaje de suspensos se atribuye más a elevados niveles de ansiedad que a auténticos problemas de aprendizaje. Para combatirla, unos horarios organizados y racionales con tiempo para el ocio y con un margen prudencial antes de las fechas de exámenes, así como una alimentación variada y equilibrada, ayudan a modular su incidencia.
– Consumir helados. El consumo ocasional de helados, según los expertos nutricionistas, también resulta indicado para disminuir los niveles de estrés.
– Hidratarse. Es conveniente mantener el cuerpo hidratado consumiendo un mínimo de un litro o litro y medio de agua al día, especialmente durante los rigores estivales.
– Motivarse. Otro de los factores que ayuda a superar los exámenes de septiembre es la búsqueda de la motivación, que es el motor del rendimiento. Así pues, hay que buscar los elementos que motiven y animen a seguir con el estudio. Elementos tales como un material nuevo y flamante (lápices, libros, calculadoras, etc), fichas, software sobre la materia, etc. Otra estrategia para auto motivarse es pensar en “el día después”, lo que haremos y lo bien que nos lo vamos a pasar cuando acabemos los exámenes.
Finalmente, el estudiante siempre puede buscar apoyos externos. Desde academias que los pauten y acompañen en su estudio hasta profesores particulares, algún compañero aventajado, hermano mayor, o incluso los padres. Si los estudiantes no tuviesen un ambiente de estudio propicio en casa, siempre pueden acercarse a las bibliotecas públicas.

Josep Miquel Menal
Psicólogo de ISEP Clínic Lleida