En los últimos años se ha incrementado la incidencia del dolor de espalda entre los adolescentes. Este problema suele aparecer durante la pubertad, entre los 10 y 12 años en las niñas y los 13 a 15 años en los niños. En esta época de la vida tiene lugar el mayor crecimiento del esqueleto, donde el cuerpo vertebral cuenta con un importante componente cartilaginoso muy susceptible a las lesiones por sobrecarga.
Existen una serie de problemas de espalda relacionados con deformidades de la columna vertebral, como la escoliosis (desviación de la columna hacia un lado) o la cifosis (lo que coloquialmente se denomina “chepa”), que en algunos casos tienen su origen en las malas posturas. Estas patologías no suelen desencadenar molestias en los adolescentes, por eso es importante descubrirlas cuanto antes. En cuanto al dolor de espalda, “no existe una causa concreta que lo origine, sino una serie de factores que se han relacionado con el mismo en los adolescentes, como el peso de las mochilas escolares, el cambio en el estilo de vida (representado por el abuso del sedentarismo, que impone la utilización del ordenador personal o de las consolas de juegos) y la adopción de posturas inadecuadas” explica el Dr Miguel Ángel Plasencia, Jefe de Servicio de Traumatología y Cirugía Ortopédica del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, de Alcalá de Henares. Para evitar en lo posible tanto el dolor de espalda como las malas posturas, es recomendable seguir estos consejos:
Ojo a la mochila. El peso de la mochila en la espalda propicia un cambio en la marcha y en la postura del adolescente. Para compensar su efecto se produce una inclinación hacia delante del tronco, la cabeza y cuello. Además del peso, también influye la distancia que recorre con ella o la posición de la mochila en la espalda. A este respecto, las mochilas colocadas bajas, a la altura de la tercera vértebra lumbar (al final de la espalda), parecen ser menos nocivas que las que se colocan en la parte superior de la espalda, a diferencia de lo que se pensaba anteriormente. Las mochilas de tirante único (tipo petate) son las que se asocian con mayor incidencia de dolor vertebral en comparación con las de doble tirante de apoyo sobre los hombros. Los rolley o mochilas con ruedas son los menos perjudiciales para la espalda, pero su uso prácticamente está reservado para los niños, ya que los adolescentes la rechazan por imposición de la moda.
Existe un consenso en la literatura médica sobre el peso máximo que debe tener una mochila: no debe sobrepasar del 10 al 15% del peso corporal del niño. A partir de ese peso se ha comprobado que puede existir dolor en la espalda.
Sentarse correctamente. La postura constituye otro factor de riesgo importante para el dolor de espalda. La colaboración de los colegios juega un papel importante, ya que el mobiliario escolar debería adaptarse a la altura del alumno más que a su edad. Es decir, una silla y una mesa de altura inadecuada condicionan una posición poco relajada para la espalda. Además, la disposición del aula también es importante porque las sillas y mesas deben colocarse de manera que los chicos no tengan que inclinar de forma permanente el cuello y el tronco para seguir las explicaciones del profesor. “El niño debe sentarse tan pegado al respaldo como sea posible, con ambos muslos en contacto con el asiento y con ambos pies apoyados en el suelo. La altura ideal de la mesa de trabajo es aquella que permite el apoyo de los antebrazos sin inclinarse hacia delante”, indica el Dr. Plasencia.
Evitar las posturas asimétricas. Las inclinaciones laterales de forma que un hombro o una cadera quede más alto que el otro deben evitarse. También está desaconsejado sentarse en el suelo sin respaldo, es una postura forzada que propicia la cifosis (chepa) o inclinación hacia delante.
No al colchón duro. La idea del colchón duro como una tabla para prevenir problemas de espalda ha quedado desechada. Los estudios comparativos con distintos tipos de colchones han demostrado que los más adecuados son aquellos que se adaptan a la anatomía de la columna. Los que cumplen estos requisitos son los colchones viscoelásticos, ya sea naturales de látex o sintéticos de poliuretano. Igualmente, la almohada debe tener un bajo perfil, de estos mismos materiales que se adapten a la cabeza y el cuello durante el sueño.
Deportes aeróbicos. La actividad física moderada y continuada ayuda a prevenir los dolores de espalda en los adolescentes. En concreto, se recomienda la natación para fortalecer la musculatura. Lo aconsejable es realizar al menos media hora diaria de ejercicio para mejorar el estado físico general y evitar la tendencia a la inactividad.