El Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM) aconseja los lavados nasales frente al uso del aspirador para limpiar la nariz del bebé. Al utilizarlo, hay muchas probabilidades de que el moco entre en la Trompa de Eustaquio, canal que hay entre el oído y la garganta, y la obstruya. Para evitar este tipo de complicaciones y facilitar la respiración del bebé, se recomienda hacer un lavado nasal diario con mono–dosis de suero fisiológico en cada orificio si el niño está sano, y unos cinco al día como mínimo si el bebé está enfermo y respira mal.
También es muy útil la Fisioterapia Respiratoria Infantil, que ayuda a limpiar las secreciones depositadas en pulmones, en garganta y en nariz.